Frente de izquierda y de los trabajadores

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Una cosa es ser la primer minoría y tener un mandato popular como sucedió en la capital salteña dónde el PO se propuso como presidencia del concejo para imponer una agenda de los trabajadores. Otra, diferente es ser una fuerza menor dentro de la legislatura y que los partidos patronales quieren hacer maniobras para ser elegidos como presidencia dentro del concejo y que vos vayas como furgón de cola de su agenda.

“Por la clase obrera internacional
Por los pueblos oprimidos del mundo
Por Julio López, Mariano Ferreyra y Luciano Arruga
Por Johana Chacón y las mujeres desaparecidas
Por todas las victimas del gatillo fácil
¡SI, JURO!”

Asunción de Ulises Jimenez, Concejal de Las Heras de la Juventud del PTS en el Frente de Izquierda y los Trabajadores

que pueden entender los Peronistas acerca de asuntos que no lleven de titulo " poder ", " mayoría ", etc…

Las conclusiones políticas del XXII Congreso del Partido Obrero

El XXII Congreso del PO sesionó durante los cuatro días de la Semana Santa. Fue, como esperábamos todos, un intenso laboratorio de elaboración política. Los casi 400 delegados, electos sobre la base de uno por cada diez militantes, fueron la expresión del avance significativo que el partido ha logrado durante el último período, en el cual se incorporaron centenares de luchadores del movimiento obrero y de la juventud. El congreso permitió constatar que el Partido Obrero, en tanto organismo vivo que se desarrolla con la lucha de clases, vive una transición generacional y política, caracterizada, por un lado, por la afluencia de nuevos contingentes de militantes, muchos de ellos jóvenes, y, por otro lado, por la incorporación de muchos compañeros que provienen de otras tendencias políticas, pero especialmente de otras tradiciones políticas, en especial del peronismo. Para todos ellos, el congreso fue un acontecimiento intensamente formativo, el puente político de una transición de carácter militante.

Transición

El congreso partió de la comprensión de la transición que vive el propio Partido, pero que representa una transición general de la situación histórica tomada en su conjunto.

La bancarrota económica de Argentina, que se manifiesta en forma cada vez más aguda a partir de 2011, es la consecuencia del fracaso de la reconstrucción capitalista del país operada por el kirchnerismo para salir de la crisis del 2001-2002. O sea que integra un ciclo, vinculado -como es obvio- a la situación mundial. La “reconstrucción de la burguesía nacional” (o sea el rescate del capital) consistió en utilizar la recuperación económica subsiguiente para transferir al Estado, a los contribuyentes, los trabajadores y los jubilados la hipoteca internacional dejada por la convertibilidad. Como consecuencia de ello, la deuda pública es en la actualidad superior a la de 2001, luego de haber reducido a la mitad la deuda con los acreedores internacionales. El rescate del capital se tradujo también en la salida de recursos en gran escala al exterior, por medio de transferencia de utilidades y fuga de capitales, requeridos por la bancarrota de las casas matrices en las metrópolis. De aquí el vaciamiento energético, el déficit fiscal y la importación de combustibles, así como la inflación. La crisis actual tiene, por lo tanto, un carácter estratégico, porque expresa el fracaso de la reconstrucción capitalista sobre sus viejas bases. Es una expresión aguda, también, del fracaso del nacionalismo de contenido burgués. El nacionalismo ha dejado un balance de precarización y pobreza de más de un tercio de la población -o sea, la mitad de los trabajadores-, salarios condicionados a las horas extras y a los premios por productividad, y jubilaciones de miseria. Ha sido un instrumento político de la superexplotación de la fuerza de trabajo.

Una conclusión fundamental del congreso fue que la devaluación de la moneda y la entrega acelerada al capital internacional dará lugar a la acentuación de los desequilibrios económicos, que se manifestarán en tarifazos, nuevas devaluaciones y mayores ajustes contra los trabajadores. Una expresión irrefutable de la bancarrota son las tasas de interés usurarias, en dólares, que pagan el Estado nacional y el Banco Central.

Nacionalismo burgués

En la caracterización de la transición, el Congreso se esforzó en remarcar la conexión entre la bancarrota económica y el nuevo agotamiento de una experiencia de nacionalismo burgués. Del cambio de frente de la clase capitalista, luego de la quiebra de 2001-2002, del campo de la dolarización al de la pesificación, asistimos ahora a otro cambio de frente: el que pilotea el kirchnerismo a la búsqueda de asistencia financiera internacional. De lo mismo forma parte el acuerdo de libre comercio en marcha entre el Mercosur y la Unión Europea, que involucra, por lo tanto, a los ‘nacionales’ de Brasil y Venezuela. El agotamiento de esta experiencia es la base de la descomposición del frente kirchnerista, que se ha dispersado en varias coaliciones políticas opositoras.

Argentina asiste a un avance de la descomposición del peronismo, en el que todas las coaliciones pejotistas buscan de modo abierto el voto no peronista. Néstor Kirchner fue un ‘adelantado’, cuando se propuso crear dos polos -de centroderecha y centroizquierda- que pusiera fin al pejoto-peronismo. En el seno del activismo y de las masas, esta desperonización es, naturalmente, mucho más acentuada.

Otro elemento de la transición es la descomposición del centroizquierda, que se ha pasado con armas y bagajes a un derechismo desvergonzado; en el camino ha dejado destrozada a la izquierda democratizante, que buscaba en la centroizquierda la posibilidad de un frentismo ‘plural’. De esta crisis implacable, que no deja títere con cabeza, se ha nutrido el Frente de Izquierda y de los Trabajadores. El centroizquierdismo ha quedado reducido a algunos dirigentes de la CTA-Micheli. La izquierda democratizante se encuentra realizando maniobras desesperadas para llevar al Frente de Izquierda a unas internas sin contenido ni principios -lo más parecido a un bingo.

La transición en el movimiento obrero

La transición en curso se manifiesta en el movimiento obrero y sus organizaciones: la disgregación de la burocracia sindical y el crecimiento -aunque aún no generalizado- de las corrientes clasistas. Se trata de una tendencia largamente inscripta en el último medio siglo. La burocracia se encuentra dividida en varias centrales, pero también dentro de ellas. Porque también ha perdido peso político propio, en contradicción con los avances que ha registrado la organización obrera en la base. Los candidatos postulados por el moyanismo y la CTA hicieron el ridículo. Políticamente, los trabajadores no los tuvieron en cuenta. La burocracia sindical no se despega de la descomposición del peronismo.

La huelga docente de 17 días, en la provincia de Buenos Aires; el paro nacional del 10 de abril y la huelga docente de Salta expresan la tendencia de fondo en el movimiento obrero contra el ajuste de oficialistas y opositores. La resistencia masiva y creciente de los trabajadores contra el ajuste plantea de este modo la cuestión de la huelga general, como ocurriera con el Rodrigazo de 1975, contra Isabelita-López Rega. El Congreso del Partido Obrero, en lo que fue uno de sus debates más desarrollados, concluyó que la lucha por la huelga general contra el ajuste debe plantearse en forma conjunta con la convocatoria a un congreso de bases del movimiento obrero: la huelga política de masas debe estructurar a la clase obrera como un sujeto político social independiente.

El crecimiento de la izquierda de los sindicatos tiene raíces en el conjunto del proceso político. De acá se desprende que el trabajo en los sindicatos y empresas debe ir de la mano de un trabajo político integral; no en sí mismo, sino vinculado a la crisis política y al desarrollo de un partido propio de la clase obrera. Para desenvolver este trabajo, el congreso votó impulsar la salida de un periódico sindical de la Coordinadora Sindical Clasista-PO.

La izquierda

El congreso consideró el crecimiento del Frente de Izquierda como un elemento fundamental de la transición política. Los resultados en Salta, en cuanto entrañan un enfrentamiento directo con el peronismo y su gobierno, constituyen la expresión más clara del contenido histórico potencial de esta transición. El Frente de Izquierda se ha convertido en un polo imantado, en una fuerza de atracción sobre los trabajadores sin tradición de voto a la izquierda y sobre los sectores intermedios.

El proceso político objetivo que canaliza el Frente de Izquierda tiene lugar junto a una crisis creciente en su interior, que se manifiesta de diversas maneras, pero por sobre todo en el intento de crear alternativas políticas antagónicas disimuladas como sindicales. Esa crisis no se manifiesta, al menos objetivamente, en la exteriorización de diferencias de principios y de programas. Esto lo prueba el Manifiesto Político, redactado por el Partido Obrero y suscripto por unanimidad en el Frente. Las diferencias programáticas pueden superarse por medio de la discusión o dar lugar a compromisos de acción práctica común; la lucha faccional y la intriga crean situaciones insuperables y son liquidacionistas. En la izquierda revolucionaria, el futuro que se anida en la transición política sufre el grillete y el peso de una inmadurez histórica y del sectarismo con el carácter del propio frente.

El llamado Encuentro de Atlanta emerge, en especial en este cuadro faccional, como un bloque político antagónico al Frente de Izquierda. Especialmente porque no se ha formado en la claridad, es decir, sobre la base de una delimitación sobre la necesidad de una acción política independiente de parte de los trabajadores y la lucha por un gobierno de trabajadores. No es casual que en ese Encuentro se metiera enseguida el caballo de Troya del seguidismo al moyanismo. El Encuentro, como bloque, participó de la huelga del 10 de abril pasado sin una delimitación de la burocracia sindical. Por eso no quiso firmar la declaración presentada por el Sindicato del Neumático de San Fernando, que jugó un gran papel en la huelga. La ausencia de un planteo de independencia política de clase, que se expresa en el desarrollo del Frente de Izquierda, crea un vacío que pretende ser llenado por una corriente pseudopluralista y democratizante.

Un congreso político, obrero y socialista

Atendiendo a todos los elementos que caracterizan la transición política en curso, el XXII Congreso del Partido Obrero resolvió interesar al Frente de Izquierda en la realización de un congreso obrero y socialista de la izquierda y el movimiento obrero, para desarrollar en un plano más elevado la fusión creciente entre el socialismo y la clase obrera, o sea para operar el tránsito definitivo del ciclo de la burocracia de colaboración de clases y del peronismo hacia la preparación del gobierno de los trabajadores. El congreso debe ser preparado con un método, o sea con la propuesta de un programa y una organización definida de la discusión de ese programa. Debe servir para mostrar que, en la crisis nacional, hay una salida revolucionaria más allá de los cuatro jinetes del apocalipsis que promueven las patronales. El congreso deberá desarrollarse sobre la base de un frente único y de los métodos del frente único.

El eje programático del congreso es, como no podría dejar de ser, la independencia política de la clase obrera y la lucha por el gobierno de los trabajadores. Estos principios se encuentran desarrollados en el Manifiesto Político del Frente de Izquierda. Contra el inmovilismo fatal que genera el faccionalismo sin principios, llamamos a convocar a un congreso obrero y socialista del movimiento obrero y la izquierda, que potencie la iniciativa política de los revolucionarios.

Mediante la fusión del movimiento obrero y la izquierda revolucionaria, expulsaremos a la burocracia de los sindicatos, los cuales se convertirán en democráticos e independientes, y en instrumento poderoso de la lucha de la clase y de su desarrollo político, y sentaremos la premisas históricas, únicas, de un partido de trabajadores auténtico.

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El 1° de Mayo a la Plaza de Mayo

El 1° de Mayo, día internacional de los trabajadores, el Partido Obrero y el Frente de Izquierda, junto a luchadores obreros y populares, levantaremos tribunas en la Plaza de Mayo y en todos los centros políticos del país.

Apoyaremos a la huelga general de los docentes de Salta y a todas las luchas que recorren el país en defensa del salario, el trabajo y las reivindicaciones más sentidas de los trabajadores.

Reclamaremos por la libertad de los obreros petroleros de Santa Cruz detenidos por luchar contra los monopolios petroleros y por la absolución de los compañeros, también petroleros, condenados a cadena perpetua por su participación en una movilización contra el impuesto al salario.

Rechazaremos los proyectos de ley contra las manifestaciones y piquetes que impulsa el gobierno que se proclamaba defensor de los derechos humanos.

Nos pronunciaremos por la necesidad de un plan lucha, luego del gran parazo del 10 de abril y de la heroica huelga docente de la provincia de Buenos Aires, para que la crisis la paguen los capitalistas y no los trabajadores.

Cuando la burocracia sindical de Moyano, Barrionuevo y Micheli rechaza un nuevo paro, expondremos la necesidad de un paro activo de 36 horas.

Mientras Cristina y Kicillof negocian con el Club de París y el FMI un nuevo plan de entrega nacional, reclamaremos el no pago de la deuda externa y la nacionalización del sistema financiero para sentar las bases de un plan económico y político de los trabajadores.

La Plaza de Mayo y las principales plazas del país serán ocupadas por la izquierda y por una nueva generación de luchadores, quienes se movilizan por construir su propia alternativa política, opuesta a los partidos capitalistas.
Una alternativa política que surgirá de la unidad del socialismo con el movimiento obrero.
Viva el 1° de Mayo.

Vivan todas las luchas populares.

Por la unidad internacional de los trabajadores.

La perspectiva de este 1° de Mayo

Como ocurre desde hace años, la burocracia sindical de todos los pelajes ha decidido quedarse en casa el 1° de Mayo. Esto vale tanto para los que ‘juegan’ con el kirchnerismo, como para los que lo hacen con los Massa o Unen. En estas condiciones la organización de los actos del día internacional de los trabajadores, desde Santa Cruz a Jujuy, pasando por la Plaza de Mayo, quedará en manos exclusivamente de la izquierda y de los sectores combativos del movimiento obrero. Una mirada amplia debería concluir que estamos frente a un desplazamiento de fuerzas sociales y políticas, a veces lentas, otras más rápidas -ante una transición histórica.

Fiasco, y van

Todo esto ocurre luego del parazo del 10 de abril. En lugar de avanzar por este camino, el trío de Moyano-Barrionuevo-Micheli, se ha embarcado en operaciones de distracción. La del 14 de mayo, de M y B, tiene como eje central la cuestión de la seguridad, lo cual implica un cambio de agenda y el alineamiento con una política de refuerzo del Estado policial. Es el planteo de De Narváez, Massa, Scioli, Macri y Cobos. El Partido Obrero ha decidido boicotear la marcha y llama a la izquierda y al movimiento obrero a no concurrir.
El frente burocrático que convocó al paro del 10 de abril ha decidido plegarse al debate del post-kirchnerismo. Micheli, por su lado, después de canjear los piquetes por una foto con M y B, volvió a las negociaciones con Binner de cara a las candidaturas de 2015. Los burócratas de la UTA y La Fraternidad sacan sus propias cuentas. Esto tampoco durará mucho, porque la devaluación de enero pasado supone un recorrido de tarifazos y crisis típicos de un Rodrigazo.

Despidos y suspensiones

La parálisis burocrática coincide, en efecto, con la extensión de la crisis capitalista a nuevos terrenos. Existe un retroceso significativo de la producción industrial y el consumo popular. De acuerdo con cifras oficiales la industria habría retrocedido un 6% respecto de marzo de 2013 y un 1,8% en relación con febrero. La caída del consumo en los supermercados es significativa. Las tasas de interés de las tarjetas de crédito superan ya el 70% anual.

Hay un crecimiento de las suspensiones y los despidos. La industria automotriz, niña mimada del modelo, ya anunció suspensiones en varias plantas y anticipa la posibilidad de despidos. Estudios privados sostienen que la Argentina podría añadir, a fin de año, un millón de nuevos desocupados. La reducción de aportes patronales, para atenuar una caída del empleo, es de puro cuño menemista, deflacionaria, como la que intentó De la Rúa de la mano de los K que militaban en el Frepaso.

Lucha

Las suspensiones y despidos descargan la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. El parazo del 10 de abril, la huelga docente en la provincia de Buenos Aires y la que protagonizan desde hace 30 días los docentes salteños han impuesto, por el momento, un límite a esa pretensión. La contundencia de las primeras reacciones obreras obligaron al gobierno y a las patronales a cerrar paritarias, que, aunque insuficientes, estuvieron varios puntos por encima de la previsiones iniciales.

El valor de esta reacción obrera es que se ha dado cuando el gobierno ejecuta recién los primeros pasos del ajuste que tiene en carpeta. Todavía queda lo peor: un tarifazo mucho mayor en todos los servicios y en el transporte público, y una nueva devaluación que reduzca los salarios por debajo de la tasa de inflación y devaluación. En estas condiciones la aparición en escena de los despidos y suspensiones revela, por parte de las patronales, el intento de imponer un ajuste en regla valiéndose de una política de recesión económica. Pero para los trabajadores representa un desafío mayor, ya que se presenta la necesidad de combinar la defensa del salario y de las fuentes de trabajo.

El significado de la Plaza de Mayo

En este cuadro el acto en Plaza de Mayo y en todos los centros políticos del país convocado por el Frente de Izquierda y sectores combativos del movimiento obrero expresa una continuidad de los piquetes del 10 de abril, y se inscribe en la lucha por un nuevo paro de 36 horas, una huelga general y un Congreso de Bases del movimiento obrero.

El acto en Plaza de Mayo da una forma concreta, al menos hasta cierto punto, a la unidad de la izquierda y el movimiento obrero. Ninguna lucha obrera es efectivamente consecuente si no se transforma en una lucha política, en una lucha contra el Estado del capital. Necesitamos desarrollar esta perspectiva hasta el final: la unión de la izquierda y el movimiento obrero, la estrategia histórica del socialismo.

//youtu.be/Q3Adpr9-Teo

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//youtu.be/_7_fPSRXwpM

Raquel Blas Sec Gral CTA Mendoza: “Hoy está en marcha la definitiva construcción de la herramienta política de la clase trabajadora para tomar el poder en cada uno de los municipios, en cada una de las provincias y en el país, y eso compañeros, es el Frente de Izquierda y de los Trabajadores y lo digo por primera vez en mi vida con orgullo y tomando esta definición.”

//youtu.be/vhieMO05mpY

//youtu.be/F9HiqkBTW5A

Altamira: “La decisión es del pueblo, pero la salida a la crisis no es electoral”

“Curiosamente, todos los periodistas me felicitaron”. En una Plaza de Mayo dividida en dos por la Policía, 10 mil personas le pusieron calor y color a una tarde gris de otoño. Del otro lado del vallado, la Casa Rosada estaba vacía: la presidenta Cristina Fernández había decretado un fin de semana extra large que arrancó ese mismo jueves. Allí parecía haberse adelantado el invierno. En cambio, entre banderas rojas y amarillas, el principal orador del Frente de Izquierda (FIT) cerró el acto recordando a los ‘Mártires de Chicago’. El mensaje fue claro: lejos de festejar, el 1 de Mayo es un día para reflexionar. Sin embargo, ningún periodista lo entendió así. Por eso, Jorge Altamira responde.

  • ¿Por qué el sentido de este día está en disputa?

  • La intención original de los trabajadores de todo el mundo era unirse por una reivindicación: la jornada laboral de ocho horas. Sin embargo, en Estados Unidos, donde sucedieron los hechos, los sucesivos gobiernos lo han desconocido. Por eso, ellos establecieron el Labor Day el primer lunes de septiembre. Y como no pudieron doblegar al movimiento obrero, que antes reprimían, ahora le intentan imponer el carácter festivo. Pero, atención, el trabajo nunca puede ser una fiesta: es el campo de explotación que luego estructura toda la sociedad. Es más: si hay desempleo, si hay precarización, en fin, si la mayoría no pueden acceder a la canasta básica familiar, las ocho horas son una abstracción. Por eso, el gobierno transformó al 1 de Mayo en un fin de semana largo.

  • La presidenta celebró en Río Gallegos, el jefe de Gabinete en Chaco y el ministro de Trabajo en un acto en Racing. La Plaza de Mayo ayer fue de la izquierda.

  • El 1 de Mayo tiene tanta fuerza que obliga a todos a definir su relación con el trabajo. Por eso, el kirchnerismo nunca se moviliza; ellos lo hacen el 25 de Mayo. Quieren ahogar la conciencia internacional de la clase obrera, pero el movimiento nunca abandona esta jornada: es el lazo fundamental de su fuerza; el día que eso pase, regresan a la esclavitud.

  • Otros partidos de izquierda realizaron otro acto en la Plaza de los dos Congresos.

  • Es un bloque de fuerzas que está constituido en el seno de la CTA. Y uno de sus integrantes es la Federación Universitaria Argentina (FUA), que es conducida por la Franja Morada, una de las peores variantes del radicalismo.

  • Pero también estaba la Corriente Clasista y Combativa (CCC)…

  • Esa corriente pertenece al Partido Comunista Revolucionario (PCR), que a su vez, está en UNEN (Nota del redactor: en el 2013, el PCR integró el FAP). - ¿Y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST)?

  • Pero, atención: cuando el MST dice que su acto demuestra la unidad de la izquierda, está abusando del concepto. Ellos se asocian con partidos de la clase patronal. Y nosotros queremos ser una izquierda que represente a la clase obrera. - ¿Entonces, no es posible llegar a un acuerdo para las elecciones de 2015?

  • El MST hace un planteo muy desagradable: desea realizar internas. Su primera aproximación debería ser plantearnos sus objetivos. Y si nosotros coincidiéramos, entonces podríamos pensar la posibilidad de ir a internas o armar un frente.

    • Usted no ingresó al Congreso por competir con Autodeterminación y Libertad (AyL). ¿Podría volver a ocurrir?
  • A Luis Zamora, que no está con ningún partido patronal, se lo propusimos. Nuestra idea era intentar armar un bloque de cinco diputados: ganamos uno en la provincia, otro en Mendoza y uno más en Salta, pero hubo fraude en Córdoba y nos faltaron, justamente, muy pocos votos en la ciudad. Sin embargo, también le propusimos que encabezara la lista de legisladores porteños. Rechazó ambas ofertas. Luis Zamora prefirió que perdiéramos los dos, a que ganáramos los dos.

  • Siempre que Luis Zamora se presenta, conserva un piso de votos.

  • Está en caída libre: en 2003 llegó al 12,3 por ciento, pero en 2013 bajó al 3,79 por ciento.

  • Sin embargo, muchos votantes potenciales aprecian su trayectoria.

  • Existe una pequeña parte del electorado que tiene ideas progresista, pero piensa que los partidos políticos son dañinos. Para nosotros es una posición infantil: la organización es el arma más poderosa de la clase obrera para triunfar.

  • Otra de las armas que tiene la clase obrera es la movilización. Lógicamente, usted debe estar en contra del proyecto de ley antipiquete.

  • No es una ley antipiquete. En realidad, es el propio Estado y su Policía el que fomenta la problemática del espacio público: el gobierno desea crear un ánimo adverso a las movilizaciones. Por ejemplo, en el acto de ayer, la Policía no desviaba el tránsito dos cuadras antes de llegar a la Plaza de Mayo. Su idea es “mejor que los automovilistas se topen, que se jodan, así les da bronca”.

  • La Policía, en cambio, ordenó el tránsito para el recital de Violetta en Palermo…

  • Por eso, el gobierno dice querer defender el derecho del otro. Eso es una gran falacia: si los trabajadores ejercieran su derecho a huelga en una fábrica, perjudicarían a la patronal y al consumidor. Ahora, cuando la patronal efectivamente ejerce su derecho a despedirlos, aunque sea mediante una indemnización, perjudica directamente el derecho a trabajar.

  • Volviendo al plano electoral, un sector del Frente Amplio UNEN desea aliarse al PRO. ¿Esto podría beneficiar al FIT?

  • Las personas no siempre votan como piensan y no siempre piensan igual en contextos históricos diferentes. Miles no votaba al Partido Obrero (PO), pero ahora sí al FIT. Observan que construimos una salida: el armado del frente genera que su voto ahora tenga valor. Desde el PO siempre lo intentamos: en 1985 y en 2003 no pudimos; en 2011, sí.

  • El PRO también podría terminar acordando con el Frente Renovador…

  • A Sergio Massa lo han votado tanto los peronistas como los que no lo son, pero todos finalmente porque se opone al gobierno. En conclusión: la filiación peronista ya no existe. Por eso, los trabajadores deben comprender que ningún candidato va a representar lo que significó Juan Domingo Perón en 1945. Y eso ya ocurrió en la capital de Salta: allí les propuse la consigna ‘Compañeros, salten el cerco’. Y el 30 por ciento de los votantes lo hicieron. Por eso, ayer convoqué a todos los trabajadores a desarrollar un polo político y único de la izquierda.

  • En los años setenta se pensaba “tomar el poder por asalto”; en el 2001 se produjo el ‘Argentinazo’; ¿la salida ahora es electoral? - Que un grupo creyera que al invocar a Juan Domingo Perón, tenía descontado el apoyo popular, era, por lo menos, errado. Ojo: reivindico a los 30 mil compañeros detenidos y desaparecidos. Pero, por eso mismo hace exactamente 50 años fundamos Política Obrera. En cuanto al ‘Argentinazo’, fracasó porque los que se levantaron el 19 y 20 de diciembre de 2001 rechazaban la dirección política de los partidos. Sin embargo, la salida tampoco es electoral: si el pueblo no lucha por sus objetivos, el aparato del estado -tal cual está constituido- es insuperable. En la radio, el periodista de espectáculos Marcelo Polino explicaba hoy que los “Precios Cuidados” no deberían existir porque una ley ya obliga a las empresas a exponer sus costos. Fue aprobada hace 15 años, pero nunca fue reglamentada. Es así: o no la votan, o la vetan; o no la reglamentan; o termina en la Justicia: en una cámara; luego en otra. Y así. Como diría Lenin, “es una máquina de impedir”.

  • Y entonces…

  • La única salida es que el propio pueblo, en una intervención histórica y excepcional, decida alterar todo el aparato del Estado. Sería un error saltar por sobre su conciencia: puede desarrollarse gradualmente o no, pero ningún partido debe saltar sin la clase obrera.

  • ¿Cuál es el objetivo para las elecciones de 2015? No se trata de tomar el poder. La idea es alcanzar 5 millones de votos para plantear dos alternativas: o la izquierda o algún gobierno tradicional. Mientras tanto, debemos transformar las direcciones sindicales, fabriles, universitarias, culturales. El frente de batalla es en todos los aspectos, no sólo en el electoral. Las últimas dos respuestas no son de fácil comprensión, pero la entrevista llegó a su fin. Lo que iba a durar 20 minutos se extendió por más de una hora. Ya no quedaba nadie más en el local del Partido Obrero. De inmediato, Jorge Altamira y Susana, su asistente de prensa, advirtieron que no tenían la llave para cerrar.

  • Entendés: si fuéramos gobierno, no habría nadie en la Casa Rosada para abrir la puerta.

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que grande el viejo

Primero de Mayo: una asamblea a cielo abierto

El acto convocado por el Frente de Izquierda y sectores combativos del movimiento obrero en la Plaza de Mayo fue el eje central de la jornada del 1° de Mayo. La izquierda que lucha por el socialismo y el gobierno de los trabajadores volvió a asumir la responsabilidad de levantar una tribuna en el centro del poder político. Cuarenta años después del retiro de la Juventud Peronista de la Plaza de Mayo, al grito de “qué pasa General, está lleno de gorilas el gobierno popular”, el kirchnerismo, el camporismo, el peronismo y la burocracia sindical volvieron a dar el ausente. No se repusieron luego de cuatro décadas, ni tienen la menor intención de convertirse en paladines del trabajo en épocas de trabajo precario, hundimiento previsional y ajuste. En este cuadro, el acto fue la expresión política única y propia de la clase obrera que lucha. El menguadísimo acto de la CTA-CCC (FAP-Unen)-MST fue la expresión de un ocaso que nunca tuvo alborada. La cantidad de asistentes superó holgadamente a la de años anteriores. Nuestro partido, que luchó por desarrollar el contenido histórico del acto, aportó las dos terceras partes de la concurrencia, con fuertes contingentes del movimiento obrero y de la juventud.

Ramón Cortés, condenado a cadena perpetua por participar de la lucha de los petroleros de Las Heras, abrió el acto con sus denuncias sobre la situación represiva que recorre el norte petrolero de Santa Cruz. La izquierda es el único polo político que defiende a los luchadores contra la represión del Estado y de los monopolios petroleros.

Sindicalismo y política

Una larga lista de oradores expresó diferentes posiciones políticas y caracterizaciones, e incluso matices dentro de los oradores de un mismo partido. El acto fue una gran asamblea. Los oradores del llamado Encuentro de Atlanta se empeñaron en separar la lucha sindical de la lucha política de la izquierda, en especial los que integran el Frente de Izquierda. Parecían hacer un esfuerzo por confirmar nuestra caracterización de que el Encuentro ha sido concebido para condicionar el Frente de Izquierda a otras políticas y otras estrategias. No está en discusión que el trabajo en los sindicatos significa la unión reivindicativa de la clase con independencia de las ideas políticas e incluso religiosas. Otra cosa es que los activistas y los luchadores renuncien a exponer abiertamente sus objetivos políticos, en especial cuando en los sindicatos opera una burocracia sindical ligada al Estado y a los partidos patronales.

Los oradores más representativos del Encuentro desaprovecharon el 1° de Mayo, el día más indicado para hacerlo, para explicar a los trabajadores porqué la lucha cotidiana debe articular con la lucha política y el gobierno de los trabajadores. Al lado de una defensa del sindicalismo vacío de contenido político, o sea de lucha de clases y socialismo, definieron al Frente de Izquierda como “electoral”, o sea que lo encasillaron en el parlamentarismo. Después de décadas de una experiencia obrera internacional riquísima, no se ha entendido que el movimiento obrero conciente no es sindicalero ni parlamentarista, sino que supera a ambos con una estrategia política socialista. Lo más significativo de esta metafísica que considera a la lucha de clases en compartimientos estancos es que tiene lugar en medio de una visible transición histórica, cuando de un lado se desarrolla un polo político de izquierda, que requiere de un enorme cuidado y apoyo, y del otro se desbarrancan las fuerzas políticas que ataron tradicionalmente al movimiento obrero a la clase capitalista. Como el acto tuvo lugar después que Moyano y Barrionuevo anunciaran que desandaban el camino abierto por la huelga del 10 de abril, la Plaza de Mayo se ahorró las intervenciones que, en circunstancias diferentes, habrían expresado el apoyo -“crítico”, claro-, a la burocracia sindical que se encuentra ‘sometida’ a la “presión obrera”. Nunca como ahora, sin embargo, esa burocracia es tan conciente de que su primera obligación es defender al Estado capitalista contra los trabajadores.

La intervención de Romina del Plá reflejó la experiencia política de lucha tal cual es. Ligó la huelga del 10 a la huelga docente bonaerense y aseguró que la crisis desarrolla una tendencia a la huelga general. Observó, asimismo, que la huelga de la docencia de Salta, que ya supera el mes, estaba potenciada, frente al gobierno y las patronales, por el desarrollo del PO en Salta. La profundidad de la huelga, en términos de organización, planteos y movilización, viene acompañada de una maduración política. Este es el salto histórico que produce la fusión del movimiento obrero y la izquierda revolucionaria.

Transición política y propaganda socialista

El compañero Víctor Grosi, del Sitraic, no sólo dio cuenta de su lucha contra la burocracia de Gerardo Martínez. También subrayó un pasaje del peronismo a la izquierda en todo un sector del movimiento obrero. Lo mismo había planteado Raquel Blas, la principal dirigente sindical de Mendoza, esa misma mañana, cuando reivindicó el 17 de octubre y llamó a integrarse al Frente de Izquierda. La intervención de Alejandro Crespo, del Sutna, apuntó en la misma dirección.

La compañera Lorena Gentile, en cambio, tomó otro ángulo. La delegada de Kraft y dirigente del PTS señaló que el pasaje de los obreros del peronismo a la izquierda tiene lugar cotidianamente cuando se incorporan a un partido de izquierda. Fue otro aporte a la caracterización de la transición histórica por la cual estamos atravesando. El lado defectuoso del planteo es, sin embargo, la pretensión de querer quitarle alcance histórico a esa transición y evitar su proyección estratégica. También Nicolás del Caño admitió en su discurso la degradación del peronismo (incluso citó a Altamira), pero siempre sin sacar las conclusiones que importan.

Aunque nadie habló en la plaza del remanido partido de los trabajadores (lo que demuestra el carácter vacilante y ocasional de este planteo), admitir una transición histórica significa que el desarrollo de un partido de masas de la clase obrera deberá partir de un programa político, y no podrá emerger como una representación parlamentaria de un movimiento sindical políticamente neutral. Por otro lado, aunque el reclutamiento partidario sea individual, un partido revolucionario no puede esconder ante la clase obrera el momento histórico que atraviesa; por el contrario, debe vocearlo abiertamente y provocar una intensa reflexión política. Hacer esto no es propagandismo, es propaganda socialista. La propaganda, la agitación y la organización forman una unidad de método. Se trata de hacer conciente lo inconciente y dar contenido programático, que no puede ser sino público, al reclutamiento cotidiano.

En un caso de piqueterismo re-tardío (el PTS combatió al movimiento piquetero de 2000 en adelante), los oradores del PTS presentaron el corte de la Panamericana del 10 de abril como la expresión más alta de la lucha de clases de Argentina. Si bien la caracterización es un despropósito, el objetivo que persigue es reducir la estrategia política a acciones aisladas y minoritarias. Curiosamente, nadie recogió el guante del planteo de Romina: la perspectiva de una huelga general (la forma más alta de acción directa) y la necesidad de desarrollar una campaña a favor de un congreso de bases. El piqueterismo tardío, combinado con la “unidad de acción transversal de la vanguardia”, que también se planteó en el acto, no es capaz de superar el petardismo.

Es casi seguro que estas posiciones, por un lado seguidistas y por el otro vanguardistas, traducen las dificultades para un progreso político en el movimiento obrero, incluso allí donde se han conquistado importantes posiciones sindicales. La salida pasa, indudablemente, por un trabajo político integral coordinado del Frente de Izquierda, junto a un método de debate programático.

Preparación sistemática

El “Chino” Heberling, del MAS, expresó con mayor claridad una posición que estaba contenida -pero sin desarrollo- en otros oradores. Afirmó que sin una radicalización de las luchas no podrá haber un ascenso de la izquierda; que este ascenso sería una suerte de subproducto de aquella. Los registros políticos de las elecciones, en este concepto, no deben ser tenidos en cuenta. La cuestión es, sin embargo, que solamente la izquierda revolucionaria puede jugar un rol en la preparación política de esa radicalización, que por otro lado está en desarrollo. El aporte a la lucha por parte de una minoría combatiente es siempre ínfimo; lo que importa de ella es el aporte político que ofrece a las grandes masas. En la plaza quedó de manifiesto, entonces, que algunas tendencias de izquierda no logran ver más allá de su círculo más cercano y que pretenden que el resto se ajuste a esa estrechez. La izquierda llegó sin una preparación adecuada al 19 y 20 de diciembre, luego del pasaje por Izquierda Unida y el MAS; por cierto que esto no volverá a ocurrir. La preparación política de la revolución socialista debe tener lugar a la luz del día, y abarcar cada una de las etapas de la lucha y del desenvolvimiento de la organización y la conciencia del proletariado, con un programa definido y consignas apropiadas.

Por la unidad del movimiento obrero y la izquierda

Altamira cerró el acto con la afirmación de que había un cambio de página en la historia del movimiento obrero. Tuvo que recordar que la lucha de clases sólo es tal cuando se transforma en lucha política. Los oradores de nuestro partido plantearon que el Frente de Izquierda convoque junto a organizaciones combativas de los trabajadores a un Congreso obrero y socialista, de cara a todas las clases sociales del país y a la clase obrera internacional.

El acto del 1° de Mayo fue una gran asamblea proletaria y socialista.

//youtu.be/DmK9R3rRKFM

Qué raro los negros del Polo Obrero cortando 9 de Julio y Avenida de Mayo, no hay semana desde Enero, que no los haya visto al menos una vez cortando este cruce de calles. No solo eso, sino que ahora instalaron carpitas y estuvieron toda la mañana y se ve que piensan quedarse largo rato. Laburen manga de vagos que encima de no laburar y cobrar subsidios, joden la vida a los demás.

DEJÁ DE PONERME A ALTAMIRA HABLANDO MASTER, MOSTRAME UN VIDEO LABURANDO, VAGOS DE MIERDA.

“Derrotemos el ajuste y avancemos en la alternativa obrera y socialista”

El cierre de la mayor parte de las paritarias no significa de ningún modo el fin de la política de ajuste ni el fin de la lucha popular contra la confiscación de salarios y jubilaciones. Todo lo contrario, el gobierno ha sido forzado a echar lastre por las huelgas docentes en las provincias de Buenos Aires y Salta, por la movilización de los aceiteros de Rosario y por la gran huelga general del pasado 10 de abril. La política de ajuste ha enfrentado una gran resistencia, mientras sus contradicciones afloran cada vez más y anuncian nuevas devaluaciones del peso y mayores tarifazos. La tentativa de adaptar las convenciones colectivas a un Rodrigazo ha sufrido un enorme revés. El gobierno ha frenado su cronograma de tarifazos por temor a una rebelión popular.

Rodrigazo

La devaluación de enero de CFK y Kicillof ha generado una dinámica explosiva. El costo del endeudamiento del Estado y del conjunto de la economía se ha disparado a tasas de interés descomunales, que solamente rigen en países en quiebra. Asimismo, ha acentuado el tarifazo petrolero, para evitar el rápido hundimiento de la reprivatizada YPF. La consecuencia inmediata de ello ha sido, por un lado, reforzar la tendencia a la crisis industrial y a las suspensiones y despidos, y desarrollar las condiciones de nuevas devaluaciones del peso, por el otro.

Las negociaciones para resolver los conflictos de deuda externa al estilo de lo ocurrido con Repsol, acentúan el hipotecamiento de la Argentina y la crisis de financiamiento de la economía nacional. La deuda externa de la Argentina se cotiza a tasas de interés usurarias y cada dólar que ingresa por exportaciones genera una deuda fiscal del orden del 30% anual. Los ‘gurúes’ financieros advierten que el gobierno ya ha decidido refinanciar los vencimientos de deuda externa de 2015. Para conseguir un rescate financiero internacional, el FMI exige -en representación del capital internacional- el tarifazo definitivo de los servicios, una mayor devaluación del peso y una liberación del comercio exterior. Esta es la agenda en torno a la cual se delimitan los candidatos patronales.

La ‘corrida’ cambiaria de enero pasado desató una crisis política que puso en el candelero una salida adelantada del gobierno o, más llanamente, un golpe de Estado. Esta posibilidad sigue en pie como consecuencia de la agudización de todas las contradicciones que movieron a la fuga de capitales de principios de año. Frases como “cuiden a Cristina” o “queremos que el gobierno se vaya en diciembre de 2015″ sólo deben ser tomadas como expresión de la hipocresía tradicional de las conspiraciones políticas patronales. Nuestro partido pone el acento en esta posibilidad para que los trabajadores nos preparemos en forma adecuada, en el marco de la lucha contra el ajuste, contra los tarifazos y contra los despidos y suspensiones, para rechazar una salida golpista-patronal a la crisis y favorecer la que impongan los sectores laboriosos. Por eso ratificamos el planteo de un plan de lucha, un paro de 36 horas y la convocatoria a un congreso de bases del movimiento obrero, que defina un plan económico y político de los trabajadores.

El frente antiobrero

La votación unánime que ha recibido el proyecto de ley de blanqueo laboral, tanto por parte de los partidos patronales como por la burocracia sindical, ilustra en forma clara la formación de un frente antiobrero, porque no se trata de otra cosa que el reemplazo de los trabajadores corrientes por contratados a los que no se les pagarán aportes previsionales. Implica, además, un subsidio a las patronales por parte de la Anses. En oposición a esta política antiobrera, el Partido Obrero y el Frente de Izquierda han presentado proyectos de ley que prohíben las suspensiones y despidos, y han ido a los lugares de trabajo a propiciar y a apoyar las movilizaciones contra estos atropellos.

Lo mismo ocurre con el impuesto al salario, que ningún partido tradicional quiere derogar. El planteo opositor de ajustar en forma automática el mínimo no imponible a la inflación parte de un mínimo muy bajo y mantiene la confiscación por parte del Estado de cualquier mejora sustancial en el ingreso de los trabajadores -sean asalariados, monotributistas o jubilados. Los trabajadores tributan más de la mitad del valor de los salarios, sumados los distintos impuestos. Ningún trabajador que se encuentre por debajo de los niveles gerenciales debe pagar impuestos sobre el salario; asimismo, deben derogarse los impuestos al consumo y poner toda la carga impositiva sobre la clase capitalista.

Crisis política

La bancarrota económica alimenta la crisis política. El lanzamiento anticipado de la campaña electoral es una manifestación de ello, porque favorece el desarrollo de una agitación política ininterrumpida y se prepara un eventual anticipo de las elecciones. Los Scioli, Massa, Macri y Binner apoyan el rescate a Repsol, el arreglo con el Club de París y la vuelta del FMI. Este hecho pone al desnudo la disolución del llamado progresismo. Pino Solanas y compañía han bajado todas sus banderas para aliarse con los representantes de los monopolios petroleros y mineros. ¿Qué otra cosa es Cobos sino un agente de las petroleras y la Barrick Gold? ¿O Binner, en Santa Fe, que apoya a los sojeros Cargill y Monsanto? En tanto el gobierno cacareó durante más de una década acerca de crear un monopolio estatal del comercio exterior, los recientes acuerdos entre las comercializadoras de China y las internacionales significan la completa consolidación del monopolio capitalista de las exportaciones agroindustriales de Argentina.

Los partidos patronales, junto con las burocracias sindicales de todo pelaje, están embarcados en maniobras para bloquear la acción directa de los trabajadores que luchan contra el ajuste. Se valen para ello, en primer lugar, de la burocracia de los sindicatos y, obviamente, de la promesa de una salida electoral a largo plazo. En oposición a ello, el Partido Obrero, junto con el Frente de Izquierda, llama a un plan de lucha y a una huelga nacional de 36 horas, por un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar y por el 82% móvil para los jubilados, y desarrolla desde los parlamentos una política de denuncia de las maniobras y conspiraciones que se traman en las instituciones del Estado contra los trabajadores. El objetivo es desarrollar la capacidad política de la clase obrera para derrotar a la clase capitalista y a sus representantes.

Ascenso de la izquierda

En este cuadro de crisis se acentúa el desplazamiento de los trabajadores y de la juventud hacia la izquierda, tal como se manifiesta en el crecimiento de nuestro partido y de los partidos de izquierda, como no pueden dejar de reconocerlo las encuestas de opinión, que llegan a una intención de voto del 6 por ciento. Hay una vuelta de página en el escenario histórico de la Argentina, que plantea el desplazamiento del peronismo y la burocracia sindical, y el ascenso del clasismo y de la izquierda revolucionaria.

El crecimiento de la izquierda ha sido conquistado por medio de una confrontación política sin atenuantes con el gobierno que se presentó como la salida a la bancarrota de 2001 y como la expresión ideológica más avanzada del peronismo. El desarrollo de una izquierda revolucionaria cambia las perspectivas de salida de la crisis capitalista, en relación con lo ocurrido en el pasado. La tarea de la hora es ampliar el campo de lucha, de organización y de reclutamiento de la izquierda revolucionaria en el movimiento obrero. La izquierda democratizante, que en algunos casos se alineó con el kirchnerismo y en otros con la Sociedad Rural, e incluso con uno y otro en estos diez años, ha retrocedido en forma espectacular o se ha pasado al campo de los frentes patronales. Sólo una lucha política socialista puede reforzar el proceso popular en marcha, que es el pasaje de franjas enteras de los trabajadores del peronismo a la izquierda. Es lo que el Partido Obrero dejó en claro en las tribunas levantadas por el Frente de Izquierda el pasado 1° de Mayo.

Un Congreso de la Izquierda y el movimiento obrero

El Partido Obrero apunta a convertir las tendencias de sectores crecientes de trabajadores hacia la izquierda en un reagrupamiento de fuerzas real y de masas, y llama al Frente de Izquierda y a toda la izquierda combativa a marchar en esa dirección. Para ello proponemos que el Frente de Izquierda y los luchadores sindicales y populares convoquemos en conjunto un Congreso de la Izquierda y el Movimiento Obrero. Llamamos también a desarrollar un frente único en cada sindicato y a la unidad de acción dentro del movimiento obrero contra la política de ajuste. La coordinación de la vanguardia debe comenzar por la unidad en cada sindicato. Los sindicatos siguen siendo el marco de acción ineludible de la izquierda revolucionaria; el crecimiento del clasismo es una prueba de la vitalidad de los sindicatos a pesar de la burocracia sindical y el marco para luchar por una nueva dirección del movimiento obrero. Llamamos a participar en las elecciones de la CTA-Micheli, que se realizarán el próximo 29 de mayo, para reforzar una construcción clasista en el conjunto del movimiento obrero.

El Partido Obrero destaca la importancia del próximo Encuentro Nacional de Mujeres, que se realizará en Salta, en octubre, como la ocasión de una gran lucha contra el clericalismo y por el laicismo, por la defensa de los derechos de la mujer contra el clero y el Estado que ampara la trata y la impunidad. No es posible poner fin los atropellos que sufren las mujeres trabajadoras, desde las muertes por abortos clandestinos, la trata de personas y los abusos y patronales, sin una lucha consecuente contra el clero y el Estado.

La convocatoria a un Congreso de la Izquierda y el Movimiento Obrero es una necesidad que hunde sus raíces en el conjunto de la situación histórica.

• Por la absolución de los condenados de Las Heras.

• Por la libertad de Martín Oñate, Néstor Vivares y Jorge Armoa, petroleros de Las Heras.

• Por la libertad de Fernando Esteche y Raúl “Boli” Lescano.

Comité Nacional del Partido Obrero

//youtu.be/0fQfLn0MCpU

//youtu.be/KQ7Qx3u3254

Y, el chabon labura de la política… asi que es parte de su laburo hablar.

Prensa Obrera 1316 : Prensa Obrera 1316 – 29/05/14