Amado Boudou y Sergio Massa.
“Presidenta, todos saben que Boudou es su favorito. Si lo escoge, y Boudou pierde contra Macri, la que va a perder es usted.
Pero si Boudou gana, la ganadora va a ser usted”.
La Garganta indica que Cristina oscila entre la precaución y el olimpismo. Daniel Filmus, el psicobolche formado en Colonia Zumerland, mide 4 o 5 puntos más que Boudou. “Pero Filmus nada tiene de nuevo para aportar. Y ella no lo soporta”.
Porque tampoco El Furia lo soportaba. Desde que Filmus fue inteligentemente reticente, y se abstuvo de anotarse en aquel papelón de las testimoniales.
Si mide, aparte, es por el atributo de no ser obsecuente. Pero a esta altura el kirchnerismo póstumo lo que se necesita es obsecuencia.
Tomada, en cambio, el tercero en discordia, es demasiado buenito para mandarlo a pelear. Aparte, es el que mide menos de los tres. Etiqueta negra
Ídolo del Municipio Urbano de la Costa, Amado Boudou, El Insaciable, es uno de los principales baluartes que se cuelgan del “Vestidito negro” (cliquear).
Pero, por favorito, es envidiado. Aparte de Cristina, a Boudou lo apoya la dupla Moyano-De Vido. De superlativa calidad moral. Y ahora también se anota Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, acaso como retribución de favores.
Pero la Presidenta debe optar entre la medida que le marca el corazón, y las medidas pragmáticas de las encuestas.
Sin embargo, por insaciable o por envidiado, Boudou emerge como gran generador de conflictos.
El último en enojarse, según nuestras fuentes, fue Randazzo, el ex killer convertido en un burócrata casi inofensivo.
Trasciende que Randazzo lo inculpa a Boudou de gestar una nota periodística en su contra. Lo afectó en demasía. Porque fue divulgada, según Randazzo, para desacreditarlo. Alude a la supuesta compra de ropita, por parte de Randazzo. Cincuenta mil pesos gastados en pilchas de Etiqueta Negra. Una tontería. Pero se descuenta que, detrás de los rencores, subyace algún dilema espiritual. Al no haber clima para el florecimiento de quioscos nuevos, aparece una sed de invasión hacia los quioscos viejos. Y Boudou es insaciable. Ampliaremos. Caminos de Massa
La Garganta confirma que Boudou trafica con su influencia intelectual en las decisiones de “la Presidenta”.
Suele jactarse -sin ir más lejos- de haber influido en la decisión de vetar la “colectora” de Massa. Es probable que desde aquí surja el incipiente amadismo de Scioli.
La colectora, alias “lista de adhesión”, fue uno de “Los caminos de Massa (cliquear). La impulsa Tito Lusiardo, alias Juanjo, de los escasos peronistas culturales que mantiene el acceso a Cristina. Y no precisamente porque la Presidenta (a Lusiardo) lo valore. Pero se dispone a respetar el sentido de la agenda política de Néstor. Que ella hereda.
Si El Furia lo recibía a Lusiardo, ella también debe recibirlo.
“Pero Massa, hasta hoy, no pasa”, confirma la Garganta.
Aunque Juanjo se haya esforzado. Pero es por resistencia personal de Cristina hacia Massita. Ninguna influencia ajena.
Boudou y Massa se conocen como Thompson y Williams. Desde el tiempo inmemoriablemente liberal de la secta UPAU. Lo suficiente para evitarse.
Massa considera que Boudou merece calificativos usualmente despreciables. Lo llevó a Boudou de pupilo a la caja del Ansés. Por pedido de Benigno Vélez, alias Maligno.
Hoy los dos, Maligno Vélez y Massa, conservan, a coro, deplorables impresiones de Boudou. El Carapálida
Instalado en la rotonda del Cruce Etcheverry, a la audacia de Massa se le abren, de pronto, otros caminos.
Los medios informan sobre la decisión de hacer una interna contra Scioli, por adentro del PJ, para disputar la gobernación. Pero comienza a tratarse, en simultáneo, el camino de la aventura vicepresidencial. Con la esfinge de Roberto Lavagna, El Carapálida, como presidente.
Y con Narváez -infaltable en ninguna mesa moderada- para la gobernación de la provincia inviable. Siempre predispuesto para recibir las delirantes “listas de adhesión”. Pero a la inversa, desde arriba. De aspirantes a presidentes que lo impulsan para gobernador.
Por supuesto, la fórmula Lavagna-Massa, dos de los tantos distraídos situado en el Cruce Etcheverry, hasta hoy está muy verde. Sólo puede prosperar si Duhalde es bajado por la realidad.
Admirablemente, Duhalde, el ensayista prolífico, Piloto de Tormentas (generadas) relanza su insistente candidatura. Felizmente sin la demencia reconfortante del Peronismo Federal. Avanza con firmeza, sin desviaciones, mediante un glorioso partidito de alquiler.
Sergio Ranieri:
Un importante dirigente del Sur romperá con Mauricio Macri. Harto de las decisiones arbitrarias de Durán Barba. Regalo para el ballottage.
La crisis política estallaría después de que el dirigente obtenga su banca en la primera vuelta. El daño será acorde a la bronca actual.
Nadie puede ser designado en la función pública cuando se encuentra procesado por un delito doloso en perjuicio de la administración pública.
El funcionario que fuese condenado por sentencia firme por delito contra la administración, será separado sin mas trámite.
Pará, pará, leo bien?
“Nadie puede ser designado en la función pública cuando se encuentra procesado por un delito doloso en perjuicio de la administración pública.”
[SIZE=2]Ya está, impugnación de cadidatura ante el Tribunal Superior de Justicia de la CABA. Macri está procesado por un delito doloso (por varios), ¿cómo se interpreta el “en perjuicio de la administración pública”?
¿Estaremos ante las puertas de un gran escándalo?[/SIZE]
Leyendo y pensando un poco, Macri está procesado por un delito (entre varios otros) que el código tipifica como “Delitos contra la Administración Pública”, específicamente “abuso de autoridad”. Osea, se encuadra perfectamente en lo que manda el art. 57 de la Constitución porteña, “en perjuicio de la adm. pública”.
El único margen interpretativo en favor de Macri sería la palabrita “designado”. Seguramente alegue que no fue “designado” (como cualquier funcionario) sino “votado” por la ciudadanía.
Es verdad, no tengo ideología definida ni la voy a tener, salvo la defensa de la democracia y el republicanismo. No defiendo a ningún partido político, no soy esbirro de ninguna banda de mafiosos. Me dan asco todos por igual, algunos más, algunos menos. Respeto y admiro a ciertas figuras políticas en tanto individualidades bien pensantes, dignas y honestas que lucharon por sus ideales como alfredo palacios, lisandro de la torre, juan b justo, joaquin b gonzales, alfredo bravo, illía, frondizi, alfonsín y alguno más. Y por supuesto a próceres de la talla de sarmiento, san martín, belgrano, mariano moreno, juan b alberdi.
Zamora más allá de su ultraizquierdismo me parece uno de los tipos más honestos que tiene la podrida política nacional. En algunas cosas concuerdo con él en otras no.
El hecho de votar a macri o a solanas tiene que ver con una convicción, la del desprecio a este gobierno nefasto. Por la misma razón lo voté a kirchner cuando asumió, para que no ganara me…em, es simple. No hay mucha vuelta que darle. No se trata de ideologías, sino de un poco de sentido común y de ser coherente con el desprecio.
Por otra parte hablar de ideologías en la post posmodernidad y en la argentina me parece un poco arriesgado. Y que me cuestionen ideologicamente gente como vos gustavo (aunque lo hagas en joda y no te tomes a mal lo que te digo) que apoya un partido político que es un rejunte de camaleones, de travestis y de cortesanos del poder de turno es hasta gracioso. Hace falta que los nombre? hace falta que nombre a tipos que estuvieron en dictaduras? que estuvieron con me…m y con duhalde? que estuvieron con de la rúa? que fueron de “izquierda”? Y ahora están todos abanderados bajo un gobierno populista pseudoprogre por puro conveniencia, por la sed de poder que los devora, por el afán de vil metal que tienen. José ingenieros escribió el hombre mediocre sino me equivoco en 1925. Parece que lo hubiera escrito ayer. Y no hago referencia a vos con esto, sino a los corruptos que vos defendés.
La defensa de la democracia y el republicanismo es algo común a todos los partidos políticos que se presentan a elecciones en esta época, así que no es parámetro de nada para decidir.
Me parece que tu discurso es el discurso berreta, falto de análisis, simplista, facilista, de que el problema de la argentina es la falta de honestidad en sus dirigentes. NI EN PEDO ES ASI. Te aseguro que dejando de robar por 20 años no se soluciona ni uno solo de los problemas del país. Pero ni uno eh.
A mí también me parece honesto Zamora, pero me parece mucho más importante su ideología que su honestidad. Ese estilo de votar tuyo también me parece nefasto, por cierto. Nunca votás a favor de nada.
Yo apoyo a un espacio político que representa ciertas ideas, bah, mas que ideas, la consecución de esas ideas , más allá de los nombres. Es verdad lo que decís, está lleno de tipos que acomáñaron otros proyectos nefastos, quien podría negarlo. De la misma manera que el radicalismo está lleno de gente que acompañó otros proyectos nefastos, y de la misma forma que el macrismo está lleno de gente que acompañó otros proyectos nefastos. De vuelta, no sirve como parámetro de decisión, estás parado siempre en el mismo lugar.
Yo no tengo ninguna, pero ninguna duda, de que estamos viviendo el mejor gobierno de los últimos 30 años, y uno de los mejores de la historia. Por lejos. Y eso lo voy a defender. No me vas a venir a vender de vuelta una manga de inútiles con el supuesto discurso de la transparencia que después demuestran ser igual o más corruptos, solo que encima, inútiles.
PD: hace poco leí “El hombre mediocre” (lo tenía hace rato, pero lo había abandonado, lo retomé porque vos lo habías citado varias veces). Un asco el libro. Totalmente despectivo, es un darwinismo social aristócrata asqueroso. Nefasto.
Sí, puede ser, pero no todos defienden la democracia por igual, algunos ni siquiera la defienden, como tampoco defienden el republicanismo. La democracia no es poner un voto en una urna y después que pase lo que pase. Cuando vos tenés una desigualdad social espantosa, cuando priorizás intereses extranjeros, a ciertos sectores de la sociedad (leáse la clase alta), cuando no te interesás por las necesidades básicas como salud, educación y seguridad, cuando tenés un 30 % de la población por debajo del nivel de pobreza, 8 millones de tipos que laburan en negro y en condiciones laborales penosas, cuando apañas a los corruptos y coimeros, a los delincuentes, cuando desvías los fondos del estado para tu bolsillo o el de alguna multinacional, la democracia es pisoteada y bastardeada. Eso no es defender la democracia. Me…em defendió la democracia? lo hizo igual que alfonsín? de la rúa defendió la democracia?
Me parece que vos tenés la contracara de ese discurso berreta, que es el mío, el que pregona la transparencia, la honestidad y la dignidad. Claro, resulta que este país está como está no porque haya tipos que lo hayan vaciado, que lo hayan destrozado, con sus negociados y corruptelas varias. Está así por coyunturas económicas, sociales y políticas que por el efecto mariposa nos afectan y por la alineación de los planetas. Que este país esté arruinado siendo uno de los más ricos en recursos naturales y que tranquilamente podría ser una potencia mundial no es culpa de las distintas dictaduras militares oligarquicas y la política monetarista de martinez de hoz, la continuación de esa política corrupta en los nefastos 90, no, se puede robar tranquilo que total la cosa no pasa por ahí, roben tranquilos muchachos, la culpa no es de ustedes. La culpa es de eeuu y del FMI de todos los problemas de esta país. No de corruptos ni de una oligarquía que siempre se cagó en el país y siempre veló por sus propios intereses. El dr humberto illía, un tipo decente, que no dejaba que le regalaran un café, logró un crecimiento de la economía del 24 %, la uba tuvo su época dorada, la ciencia y la técnica (motores del desarrollo de cualquier país y de cualquier economía del primer mundo) se desarroban a pasos gigantéscos. Pero bueno, no era porque al tipo le interesaba el país y no su avaricia sino porque marte se alineó con saturno.
Me quedo con mi discurso berreta que es el que le funciona a paises como canadá, suecia, noruega, suiza, holanda, etc. Sigamos acá con tu discurso que nos va barbaro.
No voto a favor de nada? te equivocas voto a favor del que está en contra de este gobierno miserable. Si te parece mejor la ideología de zamora que su honestidad por qué te reís siempre de la izquierda argentina y los bastardeas?
Para vos será el mejor gobierno en 30 años, para mí es el más corrupto en 30 años.
El hombre mediocre es el mejor reflejo de esta sociedad, de la sociedad argentina a lo largo de su historia, no hay tipo que la haya retratado mejor. No hay tipo que haya fustigado tanto a los miserables corruptos del poder de turno y a los obsecuentes que les lamen las botas. Donde está el darwinismo social? Es un manuel de ética y moral, por supuesto no de la kirchnerista no? eso está clarísimo.
Ingenieros no era aristócrata, laburó de pibe ya. Más allá de su impresionante currículum fue uno de los primeros en enfrentarse al imperialismo en el país en un grupo comunista. Después se hizo anarquista. Fue uno de los fundadores del socialismo en la argentina. Fue uno de los que logró la reforma universitaria de 1918.
Ah y busqué la fecha, en 1925 se muere ingenieros, el libro es de 1913, más a mi favor, parece que ingenieros tenía la bola de cristal.
No, seguro que no todos defienden la democracia por igual, pero hay que ver que entendés vos por democracia. Yo, precisamente, por todo eso que nombrás, creo que jamás hubo más democracia que ahora, jamás se priorizó tanto la situación de los más pobres. La corrupción va por un camino aparte, una democracia puede ser corrupta o no, así como una dictadura puede ser corrupta o no.
Nadie dijo nada de efecto mariposa. Si estamos como estamos, sí es culpa de esas dictaduras militares, sí es culpa de ciertos gobiernos, pero no por la boludez de afanarse 1,10, 100 palos verdes, eso es una pelotudez, es por culpa de las políticas nefastas que aplicaron esos gobiernos, por la inutilidad de plantear soluciones, de resolver conflictos de intereses, de resolver los problemas de la gente. Nadie dice que roben tranquilos, no digas boludeces, pero un análisis serio no puede estar basado en el honestismo. Ilia era un tipo decente, sí, y obtuvo buenos resultados economicos, y sociales, no tan buenos como los del kirchnerismo, pero muy meritorios, y no te escucho defender esos logros del kirchnerismo seguido.
Yo no bastardeo a la izquierda argentina, yo planteo que tienen una forma tan berreta y sectaria de hacer política que les impide llevar a realidades concretas sus ideas.
Definitivamente, si crees que este es el gobierno mas corrupto en 30 años, no viviste ni leiste ni te diste por enterado d lo que fue el menemismo, ni el delarruismo, ni la dictadura.
El mejor reflejo de esta sociedad a lo largo de su historia, es “El medio pelo en la sociedad argentina”, de Jauretche. Insuperable analisis sociológico, vigente al día de hoy. Lo leíste ? Hacelo, te vendría bien, por ahi te sentis ofendido en algun pasaje, pero igual vale la pena.
Es una discusión sin sentido, como tampoco tiene sentido que se manden a leer libros y autores, porque cada uno acredita o desacredita de acuerdo al pensamiento que tiene.
Rescato y adhiero a los ideales de Dylan, pero marco una incoherencia en el hecho de votar a Macri o a Pino, en contra de este gobierno “corrupto” y no entrecomilllo corrupto porque no lo sea, sino porque creo que Macri (no se pino) no se salva de ese calificativo.
Me parece nefasto lo de M80 de “robarse 10, 100 palos es una boludez”. Es inprescindible para cualquier modelo politico economico reducir la corrupción al minimo posible. Sabemos que eliminarla por completo es imposible, pero los países que mejor funcionan y han funcionado son aquellos con los niveles mas bajos de corrupción.
Por otro lado si estoy de acuerdo que el gobierno de Kirchner, no se si tanto el de cristina, ha sido de lo mejor de los ultimos 40 años. Lo cual no significa que me tenga que alinear cual automata detrás del kirchnerismo de aqui a la eternidad.
Pero lo de recomendarse autores está bueno, yo leí a Ingeniero, y también leí el de Jauretche, y sé que a dylan le gusta leer, por eso se lo recomiendo.
Sobre lo otro, no comparto que la corrupción afecte el modelo político económico. Lo que puedan robar 1,10,100 tipos, son cifras insignificantes a nivel macro en la economía de un país. No van a salir con que estoy avalando la corrupción por todo esto, no … me parece que es tan obvio que ni hace falta aclararlo, pero por las dudas …
Acá dejo unas notas de Caparrós, que se extiende bastante sobre lo que planteo, sobre este tema de el honestismo y la corrupción:
Dijo hace poco en este diario. El honestismo es la tristeza más insistente de la democracia argentina: la idea de que cualquier análisis debe basarse en la pregunta criminal: quiénes roban, quiénes no roban. Como si no pudiéramos pensar más allá, como si no se pudiera hacer honestamente una política para los ricos o una para todos, como si no hubiera líderes honestísimos nefastos, como si el señor Bush hubiera necesitado robar algo para armar el desastre que armó. El honestismo ya dejó su marca en la política argentina: fue la confusión que llevó al gobierno a aquella Alianza entre radicales y progres que terminó convocando al licenciado Cavallo. El honestismo no tiene línea política, lanza admoniciones; el honestismo es la resignación del debate político en aras de la encuesta judicial, pero hubo tiempos –que duran, supongo– en que algunos creyeron que el honestismo era de izquierda o, al menos, progresista –y se sumaron al partido de Carrió. Que, en aras de la política mediática, se los cargó. Porque la doctora Carrió es la encarnación contemporánea de ese personaje tan nuestro que es el político mediático: alguien que no tiene partido ni proyecto pero da bien en los programas periodísticos y critica con gracia y entonces junta una popularidad extraordinaria en un tiempo muy corto –y después la pierde en un tiempo aún menor, en cuanto tiene que hacer algo. Chacho Álvarez fue el ejemplo más visible, pero también hubo Graciela Fernández Meijide o Luis Miguel Zamora. Todo, por supuesto, con el debido tono tremebundo: la doctora es la mejor cultora de este arte argentino de devaluar palabras; si matar a dos personas es una masacre y un choque rutero una hecatombe, este gobierno puede ser una dictadura como la de Ceaucescu, sus integrantes dementes, su jefa la madrastra de Blancanieves y así de seguido. No se trata de pensar, analizar; el telepolítico debe adjetivar con hipérbole y sonora rimbombancia.
Honestismo
Hoy querría –por una vez y sin que sirva de precedente– que me entendieran. He hablado últimamente de “honestismo”; he notado, en ciertas respuestas y comentarios, que no supe explicarlo. Martín Caparrós.
–Qué novedad, Caparrós. ¿No es lo que le pasa siempre?
Supongo, y por eso insisto: llamé honestismo a esa idea tan difundida según la cual –casi– todos los males de la Argentina contemporánea son producto de la corrupción en general y de la corrupción de los políticos en particular. El honestismo es un producto de los noventa, ante el despliegue de corrupción menemista, y fue alentada por cierto periodismo –el más valiente– que trató de mostrarla. Fue un éxito: la sociedad se escandalizó ante esos errores y excesos y no miró los cambios estructurales, decisivos, que el menemismo estaba produciendo en la Argentina. Fue tal el éxito que permitió el surgimiento y apogeo de una de las fuerzas políticas más aberrantes de nuestra historia de fuerzas aberrantes: ese consorcio entre el conservadurismo católico de De la Rúa y el progresismo acomodaticio de Álvarez que recordamos –poco– bajo el nombre de Alianza.
Ahora la furia honestista se mantiene y permite que muchas de las campañas políticas actuales se basen en ella, y muchos políticos la aprovechen para centrar su discurso en la denuncia de la corrupción y dejar de lado definiciones políticas, sociales, económicas. O, como decía aquí mismo el otro día: “El honestismo es la tristeza más insistente de la democracia argentina: la idea de que cualquier análisis debe basarse en la pregunta criminal: quiénes roban, quiénes no roban. Como si no pudiéramos pensar más allá…”.
–¿Y usted qué prefiere, Caparrós? ¿Que roben? Usted debe de ser de esos que dicen “que roben pero que hagan”.
Me lo han dicho varios y me sorprende: yo jamás dije –ni pensé– tal pavada. Yo digo que la honestidad es el grado cero de la actuación política y que por supuesto hay que exigirle a cualquier político –como a cualquier empresario, ingeniero, maestra, domador de pulgas– que sea honesto. Que, por supuesto, la mayoría de los políticos argentinos no lo parecen. Que, por supuesto, es necesario conseguir que lo sean. Pero que eso, en política, no alcanza para nada: que un político sea honesto no define en absoluto su línea política. Por eso digo que la honestidad es –o debería ser– un dato menor: el mínimo común denominador a partir del cual hay que empezar a preguntarse qué política propone y aplica cada cual.
–¿Y entonces qué problema se hace, Caparrós? Si usted también quiere que sean honestos, por qué dice esas cosas…
Porque creo que hay muchos que siguen currando con eso de la honestidad: con la denuncia, con los prontuarios ajenos, con la promesa propia. Y, con eso, clausuran el debate sobre el poder, la riqueza, las clases sociales: acá lo que necesitamos son gobernantes honestos, dicen, y la honestidad no es de izquierda ni de derecha. La honestidad quizá no, pero los honestos seguro que sí. Se puede ser muy honestamente de izquierda y muy honestamente de derecha, y ahí va a estar la diferencia. Quien administre muy honestamente en favor de los que tienen menos –dedicando honestamente el dinero público a mejorar hospitales y escuelas– será más de izquierda; quien administre muy honestamente en favor de los que tienen más –dedicando honestamente el dinero público a mejorar autopistas, parkings, teatros de ópera– será más de derecha. Quien disponga muy honestamente cobrar más impuestos a las ganancias y menos IVA sobre el pan y la leche será más de izquierda; quien disponga muy honestamente no cobrar impuestos a las actividades financieras y sí al trabajo asalariado será más de derecha. Quien decida muy honestamente facilitar el uso de anticonceptivos será más de izquierda; quien decida muy honestamente acatar las prohibiciones eclesiásticas será más de derecha. Quien decida muy honestamente educar a los chicos pobres para sacarlos de la calle será más de izquierda; quien decida muy honestamente llenar esas calles de policías y de armas será más de derecha. Y sus gobiernos, tan honesto el uno como el otro, serán radicalmente diferentes. Digo, en síntesis: la honestidad –y la voluntad y la capacidad y la eficacia–, cuando existen, actúan, forzosamente, con un programa de izquierda o de derecha.
–Sí, todo bien, pero si los políticos no robaran, muchas cosas serían mejores. La salud y la educación serían mejores, por ejemplo.
Me han dicho varios lectores, y es el argumento clásico del honestismo progre y yo digo que sí, que un poquito mejores. Pero lo que define la salud o la educación argentinas no es que quienes tienen que organizar sus prestaciones públicas se roben un 10, un 20, un 30 por ciento del dinero destinado a ellas; lo que las define es que –gracias a la dictadura militar y sus continuadores democráticos– los argentinos que pueden hacerlo compran salud y educación privadas, y dejan a los pobres esa educación y esa salud públicas que los políticos corroen. O sea: si este mismo sistema estuviera administrado sin la menor fisura, habría –supongamos– un tercio más de recursos para hospitales y escuelas, y los pobres tendrían un poco más de gasa y un poco más de vacunas y un poco más de tiza –y los ricos seguirían teniendo tomógrafos y bypasses al toque y computadoras en el aula. Quiero decir: si todos los políticos fueran honestos, todavía tendríamos que tomar las decisiones básicas: en este caso, por ejemplo, si queremos que haya educación y salud de primera y de segunda, o no. Si queremos que un rico tenga muchísimas más posibilidades de sobrevivir a un infarto que un pobre, o no. Si pensamos que saber matemáticas es el derecho de los hijos de los que ganan más de cuatro lucas, o no.
Pero muchos políticos –y muchos ciudadanos– evitan discutirlo y hablan de la corrupción, que es más fácil y es decir casi nada: ¿quién va a proclamar que está a favor del cáncer? El honestismo es la forma de no pensar en ciertas cosas, un modo parlanchín de callarse la boca. O, para decirlo como lo escribí hace justo diez años, en una nota que se llamaba “El curro de la corrupción”: “Un día nuestros gobernantes serán probos, ignorarán todo sobre las islas Caimán, usarán su propio coche para irse de shopping y denunciarán a su secretaria cuando se limpie las uñas con un clip del Estado: eso es, al menos, lo que nos prometen últimamente casi todos los líderes políticos. Ese día va a ser espeluznante; ese día nuestras esperanzas, si es que todavía las tenemos, caerán procelosas como guano de paloma sobre testas peladas. ¿Será que vamos a esperar hasta ese día para descubrir el curro de la corrupción? ”
–¡Sí, de veras! ¡Qué indignación, hermano, nos afanan sin parar! ”
–No, no me entendiste. Lo que vos decís es la corrupción. Yo te decía el curro de la corrupción. ”Ese día tan esperado, cuando nuestros gobernantes sean tan buenos como la madre Teresa de Calcuta, va a ser estremecedor: ese día, tres millones de desocupados se van a dar cuenta de que siguen estando desocupados; diez millones de pobres van a ver que son igual de pobres; treinta millones de argentinos van a entender que el país está hecho para los otros ocho o nueve, aunque ahora lo van a administrar con honra. Y –quizás, ese día– sí va a pasar algo”.
Creo que Caparrós es bastante claro. La honestidad es el grado cero. De ahí para arriba.
Después él mismo se mete en una contradicción cuando se queja de que la gente pide honestidad antes que cualquier otra cosa… Y si… justamente, se empieza con lo mínimo.
Después dice que la honestidad mejoraría tan sólo un poco la educación y la salud pública. Que lo que realmente importan son las decisiones políticas básicas. Perfecto Caparros, ahora yo te pregunto, las decisiones políticas básicas no están influenciadas por la corrupción? El turco no pensó en hacer negocio cuando decidió hacer mierda la educación y la salud pública para que proliferen las privadas?
Sólo pensaba en reducir el gasto público, no tenía ningun tongo?
Je yo también creo que es bastante claro, pero en sentido contrario al que decís vos. Es un parámetro despreciable la corrupción la lado de las decisiones políticas básicas.
Igual es buena la pregunta que planteás, algunas decisiones pueden estar influídas por el deseo de afanar, pero muchas otras creo que no. O sea, justamente tenemos como ejemplo el gobierno del turco, donde confluyen el mayor nivel de corrupción jamás visto en la historia, con las peores decisiones económicas de la historia, o sea, un aparato entero gubernamental al servicio de la corrupción y los negocios de la mano de políticas neoliberales, así que es difícil separar ambos factores, pero me sigue pareciendo que son variables casi-independientes.