Dura crítica desde Uruguay: "Es una Copa América del tercer mundo"

que flojo ayer cuando bajó la tension en el estadio de San Juan…

Personalmente, creo que esta copa fue mal organizada. No porque no tengamos la capacidad, ya que en peores momentos se hicieron las cosas peor, como el mundial de voy 2002 o los Panamericanos de Mar del Plata 95’
Que no siempre se puedan hacer las cosas bien, le pasa a cualquiera. Los JJOO de Atlanta 96 estuvieron horribles desde lo organizativo, y estamos hablando de la tierra del show y el país más experimentado en juegos olímpicos, así como Argentina es el país que organizó más copas América

Ahora, que el periodista que escribió eso es un pelotudo, con aires de diva, y que no tiene la más puta idea de lo que es esforzarse para trabajar. También lo creo

yo no creo q en Atlanta 96 la venta de entradas este a 50 cuadras del estadio ( estadio unico 25 y 32, estudiantes 1 y 55)…IMPOSIBLE… y esto aunque parezca una pelotudez es una falla organizativa tremenda!

Justo en Yahoo apareció el artículo referido a los horarios de trabajo y la siesta

http://www.turiver.com/foros/general/65744-expertos-alemanes-recomiendan-incorporar-la-siesta-en-sus-empresas.html#post3379268


Hay muchas formas de organizar mal un evento. No niego que se hicieron mal muchas cosas.

http://ddd.uab.cat/pub/worpap/1997/hdl_2072_4896/WP074_spa.pdf

http://www.notinat.com.es/vernoticia.asp?id=2032

Encomendados a la empresa privada, estos Juegos resultaron, en lo que respecta a la organización, un pequeño fracaso, con toda una serie de problemas en el capítulo de los transportes (deportistas, dirigentes, periodistas, etc.), en la distribución de los resultados, y en la tarea de los voluntarios, no siempre a la altura de su faena. Todo eso hizo que el CIO entendiera, finalmente, que los Juegos no se pueden dejar al albedrío de la empresa privada, tratando como un mero negocio, antes al contrario, implicando, de una cierta manera, el gobierno del país, con tal de salvaguardar la máxima implicación.

Un segundo asunto, escabroso y totalmente antideportivo: el doping. Si con el descubrimiento a partir del 1990 que los éxitos de las “wakirias” alemanas de la DDR no correspondían totalmente a sus cualidades deportivas, y que sustancias prohibidas había intervenido como parte de aquellos éxitos, el doping comenzó a ser, en cada una de las ediciones de las grandes competiciones deportivas, un asunto cada vez más difícil de parar.

La protesta de nadadoras como Shirley Babashoff, y de otros, que luchaban por anular los resultado de las pruebas en las que habían intervenido las nadadoras de la DDR, una vez descubierto el alcance del fraude, no eran más que el preludio de todo lo qué iba a llegar. En Barcelona, en los primeros Juegos sin “walkirias” de la DDR, las china empiezan a ser cuestionadas, al saberse que un cierto número de entrenadores de la ex-DDR, que han sido suspendidos por las autoridades de la Alemania reunificada, han “desembarcado” en China, para hacerse cargo de la preparación de sus deportistas. Sus 4 medallas de Seúl (sin ninguna de oro) se convierten en 9, cuatro de oro y cinco de plata, en Barcelona, todas, curiosamente, en categoría femenina, exactamente igual que había pasado con la ex-DDR, aunque la natación masculina china no demostraba la potencia de la natación masculina de la ex-DDR, sobre la que, otra curiosidad, nunca planeó la sospecha del doping, y sus figuras (Matthes, Dassler, Henninger, etc.) nunca han sido cuestionadas.

Solo dos años después, en los Mundiales de Roma-1994, las chinas “arrasan” totalmente el medallero (tal como había pasado años antes con las “wakirias” en los primeros Mundiales de Belgrado-1973) llevándose 19 medallas, entre las cuales 12 de oro, de las 16 posibles, ganando, entre otras, las pruebas de espalda, donde reinaba, totalmente imbatida hasta aquel momento, la húngara Krisztina Egerszegi, ó los 400m.crol, donde también reinaba, aunque quizá algo menos, después de su derrota de Barcelona, Janet Evans.

El gran problema era, sin embargo, que estas prácticas del doping se extendían, no únicamente en la China, sino también por cualquiera de los países occidentales que clamaban contra aquella, aunque no lo fuera con la generalización que parecía alcanzar al coloso asiático. Pocas semanas después de estos Mundiales de Roma, durante la disputa de los Juegos Asiáticos de 1994, siete nadadoras china (entre las que dos de las campeonas mundiales en Roma, Bin Lu y Aihua Yang) son testadas positivamente por ingestión de dehidrotestosterona, y, expulsadas de los Juegos.

Todo esto hace que el ambiente en torno a este asunto se enrarezca, y en Atlanta las declaraciones suban de tono, a propósito de las chinas, en torno a las cuales se ha levantado un fuerte dispositivo que vela por la “pureza” de sus actuaciones deportivas, pero también lo ha hecho en torno a otras nadadoras que, como la irlandesa Michelle Smith, se merecen un comentario final. Digamos que los resultados logrados en Atlanta por las chinas no responden a lo que de ellas se podía esperar después de su actuación en Roma-94. Seis medallas, 1 de oro, 3 de plata, y 2 de bronce, sancionan una actuación que muchos adjudican, precisamente, a esta “vigilancia” de la FINA cerca de la Federación China, y sus nadadoras, mientras que los dirigentes chinos presentes en Atlanta, no paran de quejarse y de protestar, en sus rueda de prensa, de supuestos “ataques” a su delegación por parte de la organización norteamericana (alarmas nocturnas de fuego que no los dejan dormir cómodamente; alojamientos inconfortables; ausencia de alimentos de su país, pero que sí, en cambio, se pueden encontrar del japonés o coreano, etc.).

Evidentemente, creemos que el tema doping va muy ligado, de alguna manera, al de “profesionalización” y “mercantilismo” del deporte (otros dos temas muy interesantes) pero que al tratarse de temas excesivamente complicados, preferimos no sumergirnos en ellos.

Tercer asunto: la seguridad. Desde que en 1972 el desdichado atentado de “Septiembre Negro” contra la delegación israelí, había puesto la manifestación olímpica en el punto de mira de posibles actos de represalia política, el tema seguridad había ido ganando importancia dentro del esquema de la organización de los Juegos, hasta convertirse en uno de sus principales puntos. En Atlanta, la explosión de una bomba de fabricación casera en el Parque del Centenario Olímpico, con el resultado de una persona muerta y casi un centenar de heridos, volvió a demostrar que este problema irá a más, y que, a partir de ahora, se convertirá, desdichadamente, en uno de los capítulos más importantes del presupuesto de cualquiera sede olímpica. Dejamos de lado este asunto, al tratarse de un tema extradeportivo, no sin decir que, desdichadamente, irá cada vez a más en un mundo donde las injusticias sociales y el afán de poder mantienen el rescoldo de estas posibles acciones de represalias.

La Copa América del robo

Decenas de hurtos se produjeron en sectores exclusivos para los medios de prensa; una banda actuó con acreditación oficial en las diferentes sedes; los fotógrafos, que perdieron miles de dólares en equipos, las principales víctimas .

Entre los puntos más bajos que dejó la Copa América a nivel organizativo está el robo a periodistas efectuados, evidentemente, por una banda organizada que actuaba con acreditaciones originales para entrar y salir de lugares exclusivos para los trabajadores de prensa. Los hechos se sucedieron en todas las sedes y todos con las mismas características.

Ayer, en la final, llamaron la atención los robos a fotógrafos, ya que entre los colegas que trabajaron detrás de los arcos se contaron numerosos y similares casos, en un lugar de acceso limitado y controlado por gente de seguridad.

A Hernán España, de Diario Popular, le robaron miles de dólares en equipos. “Cuando salió el equipo de Uruguay del vestuario para dar la vuelta olímpica fui sacarle la foto y en una milésima de segundo me llevaron el equipo (una cámara Nikon de 300 mm)”, relató. “Fui a contarle a un colega de EFE (Leonardo La Valle). Le dije ‘Che me robaron’. Y ahí él se dio cuenta que también le habían robado”.

“Se han robado en todos los partidos en todas las sedes. En estos últimos dos o tres años aumentaron muchísimo los robos. Que te roben en la calle es continuo, pero que te roben en un evento donde tenés que entrar con una acreditación.”, se quejó España. “En estos últimos seis, siete meses fue terrible. Tenemos identificadas tres ó cuatro personas que son colombianas. Las máquinas tienen número de serie. Acá no se pueden vender. Seguro las venden afuera.”

A Mauro Alfieri, fotógrafo de LA NACION, le robaron equipos a la salida del estadio Monumental. “Guardamos el auto en el estacionamiento del Tiro Federal. Salimos de la cancha, volvimos al estacionamiento, guardamos todo en el asiento de atrás. Fuimos para Udaondo y Libertador, y cuando estaba en el semáforo se nos para un auto que casi nos choca. Abren la puerta y enseguida la cierran, aceleran, pasan en rojo, y se van. Avanzamos 60 metros y nos dimos cuenta que teníamos la rueda trasera derecha pinchada. Me pongo a cambiar la rueda y aparece un chico de 20 años, que se hacía el discapacitado, y me distraje. Cuando llegué a casa me di cuenta de que nos sacaron las cámaras”, relata Alfieri. “La cubierta tenía un tajo, fue a propósito. Seguramente nos vinieron siguiendo desde el centro de prensa. Fue todo bien planeado y estamos hablando de una banda. Entramos con tantos equipos, compus (sic), lentes, cámaras. Nos están saqueando en todos lados. No es que las venden acá. Son cámaras profesionales, muy caras. Están esperando los eventos muy concurridos”, afirmó.

A Ronaldo Shchemidt, fotógrafo de AFP de México, le robaron en la platea de prensa de River. Otro fotógrafo, que prefirió no dar su nombre, fue más allá de la Copa América y señaló que en los viajes internacionales tiene divisados a tres personas que están siempre en los distintos eventos. “Me los cruzo en las salas de prensa de diferentes eventos, en distintos países, en los que estuve trabajando. Y sé que ellos roban equipos”, señaló.

OTROS CASOS:

En el estadio de Colón, de Santa Fe, el que sufrió fue Emiliano Guanella, de Sky Sport. En la zona mixtra le sustrajeron sus equipos de trabajo. “El 10 de julio, después de Bolivia-Colombia, con mi camarógrafo dejamos en una silla, a menos de medio metro, una mochila negra con una laptop, una memoria externa, tarjetas para la cámara y cables. La mochila estaba bien pegada a nosotros. Cuando terminamos la nota, nos dimos cuenta de que nos robaron todo”.

Al fotógrafo Sebastián Rodeiro, de canchallena.com , le robaron, en esa misma zona mixta, un bolso que contenía lentes, una notebook, una cámara y el material con el trabajo de los últimos días. Varios periodistas extranjeros también se quejaron por los mismos inconvenientes en el mismo lugar. “Estaba grabando una nota con Pablo Zabaleta y dejé la mochila entre mis pies para sostener la cámara. Cuando terminó la nota, mi mochila no estaba. Entre tanto empujón y gente abarrotada, me robaron”, dijo.

En las afueras de ese estadio, a un grupo de brasileños les robaron gasoil de sus camionetas durante el partido entre Colombia y la Argentina.

En Córdoba, durante el partido entre Brasil y Paraguay, al periodista chileno Juan Ramón Cid, de Biobio, la red de prensa más importante de su país, le robaron todos los equipos, valuados en 8000 dólares.

http://www.canchallena.com/1392306-la-copa-america-del-robo