El redebut del Mario Kempes, una imagen europea con algo de tierra bajo la alfombra
El remodelado estadio Mario Alberto Kempes luce espectacular, a la altura de los requerimientos internacionales, aunque el tiempo no dio para ocultar pequeños detalles. Baños sin terminar, escombros en el acceso norte y alguna tierrita suelta por ahí le quitaron brillo a una gran inversión.
[b] 10/07/2011 17:06 Gustavo Aro
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El bautizado estadio Mario Alberto Kempes, que para muchos seguirá siendo “el cható”, abrió sus puertas al mundo con un partidazo entre Paraguay y Brasil que dejó un empate en dos. Pero esa cuestión futbolística es sólo la parte de un todo.
De un todo que tuvo grises para cubrir una paleta colorida, en la que tampoco faltaron el negro y el blanco.
El remodelado “cható”, con sus flamantes tribunas populares, la nueva bandeja de la descubierta y la cara lavada de la techada, todas también prolijamente bautizadas, dejó una imagen televisiva “europea”, pero alguna basura escondida bajo la alfombra con estilo “argentino”, que no le hace bien a nadie.
El ex estadio Córdoba, para ser riguroso con la objetividad periodística, quedó una preciosura. Es cierto. Una pinturita para ser cuidada como un tesoro y restaurarla cada tanto para evitar el deterioro propio de las grandes moles que caen en desgracia por la falta de uso o bien por el uso inadecuado de su infraestructura.
Se abrieron las puertas del “cható” para el mundo, porque aunque se trate de una Copa América, la repercusión futbolística es mundial ya que algunas de las principales estrellas globales ayer estuvieron en Córdoba. Por caso, Dani Alves (Barcelona), Robinho, Thiago y Pato (Milan), Lucio (Inter de Italia), y Ramires (Chelsea), entre los brasileños. O Justo Villar (Valladolid), Roque Santa Cruz (Blackburn Rovers de Inglaterra) o Paulo Da Silva (Zaragoza), por el lado paraguayo.
Decíamos, se abrieron las puertas del “chato” para el mundo y una de las primeras cosas que vieron los ojos internacionales, fueron unos carteles apilados en la altura de la techada, justo al lado del cartel que le da nombre al estadio.
Pero no es sólo eso, en el mismísimo ingreso norte, por donde accede la prensa internacional (los ojos del mundo), una inmensa media sombra, colocada desprolijamente, intentaba disimular un cúmulo de escombros: nada menos que los viejos refugios amarillos de las paradas de colectivos que soportaron el paso del tiempo desde la inauguración del estadio, allá por mayo del ’78, hasta los primeros días de diciembre del año pasado, cuando comenzó la demolición parcial del estadio.
“Llegamos sobre la hora. Hicimos un gran esfuerzo para tener todo en orden. Estoy más tranquilo y satisfecho por todo lo que se hizo”, dijo Medardo Ligorria, titular de la Agencia Córdoba Deportes minutos después de finalizado el encuentro que había servido de reinauguración del Mario Kempes.
Tiene razón Ligorria, el esfuerzo humano fue grande, aunque el monetario no se quedó atrás: los 75 millones de pesos invertidos (no gastados) hicieron una gran obra, pero no ocultaron algunos mínimos detalles, todos corregibles, como ese baño de prensa con los mingitorios tapados por una lona (es decir, inutilizables) u otros sanitarios de la descubierta, con algunos escombros. Tantos millones de pesos tampoco taparon el descontento de un grupo de amigos de General Paz Juniors que pagaron para la platea baja y hubo jugadas que no pudieron ver porque los tapaban los bancos de suplentes.
También falló el ordenamiento del tráfico, ocasionando molestas demoras a la entrada y a la salida. Como se ve, pequeños detalles pero todos solucionables.
es verdad, los baños siguen igual, solo que le pusieron luz y puertas a las letrinas, la pintura, una cagada. No sé los de las plateas (esos me acuerdo tenían azulejos y todo, pero también, letrinas donde se meaba de 3 cuando había mucha gente.
El trafico también, enquilombado, pero yo tuve suerte porque me manejé con tiempo. Hoy, va a ser un terrible desastre, ya me la veo venir.