Bergoglio: El primer Papa latinoamericano

Es que es precisamente al revés: la plata que ahorra el Estado pagando NO el 100% sino el 50% (supongamos) de todas las escuelas y todos los maestros necesarios para que TODOS tengan educación (ni hace falta que aclare que este punto no admite ninguna discusión), la puede utilizar el Estado en mejorar el sistema educativo público. Que el Estado no lo haga, es porque considera que hay cosas que son más importantes que mejorar las escuelas: Fútbol para Todos, Pauta Oficial en medios afines, subsidios indiscriminados en servicios y transportes, manos en la lata, corruptelas varias, etc., etc., etc. Pero ésa, mi amigo, es otra discusión.

Un abrazo
Angel

Todos los problemas neurológicos el vejete que anunció lo de Habemus Papam. No podían mandar a otro?

nah no hace falta, si la tenes re clara vos

Te vestiste de negro cuando murio Pinochet verdad?? un triste dia en tu vida, murio alguien…

para nada, si no lo queria

Me imagino que esto último no lo dirás en serio…

Padece un terrible Parkinson por lo que leí. Tiene el cargo de “protodiácono”, osea es el cardenal más antiguo del Colegio Cardenalicio, por eso fue el elegido para anunciar la noticia.

No era que Dios era el único que juzgaba a las personas y todo eso?

Es lo unico que leiste? Y si, no es persona mal que te pese.

Igual era pertinente para el tema. Este pibe es uno de los que mas hablo boludeces acerca del aborto.

El blooper de la tevé chilena con el papa Francisco

El blooper de la tevé chilena con el papa Francisco | Francisco, Chile, Televisión | minutouno.com

¿Y qué onda con las Guerras Santas? :twisted:

Si y?? yo soy Humano, tengo una infinidad de errores…

Nada, me pareció un poco hipócrita decir que el único que puede juzgar los actos de las personas es Dios y después celebrar una muerte.

q haya algunos hijos de puta que se digan cristianos…es otra cosa.

=P

me preocupa el no poder ver la razón del ban de Parabellum

¿Que opinán sobre la utilización del argumento del “orden natural de las cosas”, por parte de la Iglesia, para oponerse al Matrimonio Igualitario y que opinan del celibato que aplica la misma, ignorando “el orden natural de las cosas”?

Estuve con internet cortada. ¿Me perdí de mucho?

Francisco, Primero Bergoglio

Francisco, Primero Bergoglio
– 14/03/2013

Por Oscar Campana. 13-14.03.2013 Supongamos a un cristiano neocelandés, por ubicarlo en algún lugar remoto. No sabe quién es Bergoglio. Supo de Argentina por los desaparecidos, las Malvinas y Maradona…

Por Oscar Campana.

13-14.03.2013

Supongamos a un cristiano neocelandés, por ubicarlo en algún lugar remoto. No sabe quién es Bergoglio. Supo de Argentina por los desaparecidos, las Malvinas y Maradona. Tiene que construir la imagen del nuevo papa interpretando lo que ve en su primera aparición pública.

El nombre del nuevo papa es Francisco. Por el “pobrecito de Asís”, supone. Aquel que mostró un camino radicalmente distinto al del poder romano en la edad media. Aquél a quien Jesús le pidió “repara mi Iglesia”.

Ve salir al balcón a un hombre con cara de sencillo, sin cruces papales ni estolas apostólicas. Comienza haciendo algo tan humano como decir “buenas noches” en lugar de “alabado sea Jesucristo”. No dice “hermanos”. Dice “hermanos y hermanas”.

Luego hace referencia a que fue elegido “obispo de Roma”, no “papa”. Cita, sin decirlo, a Ignacio de Antioquía, un padre apostólico de principios del siglo II. Y lo cita con propiedad. Quien “preside a las iglesias en la caridad” no es el obispo de Roma (luego, el papa), sino “la iglesia de Roma”. Todo un símbolo de una eclesiología de la colegialidad episcopal, opuesta a una eclesiología de la monarquía papal.

Insiste con Roma. Recuerda que el objetivo del cónclave es darle un obispo a Roma. Parece sorprendido porque lo hayan ido a buscar tan lejos. Agradece la acogida a la comunidad de Roma. Habla del inicio de un camino, “pueblo y obispo”, con la diócesis de Roma. Se presenta junto al vicario para la diócesis de Roma (el que la gobierna en nombre del papa), quien lo ayudará en la evangelización de la ciudad de Roma. Anuncia que al otro día irá a pedirle a la Virgen para que cuide de Roma.

Antepone la plegaria bendicional del pueblo al obispo, a la bendición del obispo al pueblo. Acompaña el pedido con un gesto: se inclina ante el pueblo.

El neocelandés, lector asiduo de la mejor teología conciliar y progresista, no da crédito a lo que ve y escucha. Cuando nada esperaba de este cónclave, aparece un papa que rodea su epifanía con gestos y palabras impredecibles. Literalmente, increíbles.

Pero no soy neocelandés. Soy argentino. Porteño. Como Bergoglio y su diócesis. Oí hablar de él desde hace mucho.

Cuando hace veintiún años fue elegido obispo, un hermano de su congregación, que lo había padecido como formador, nos dijo: “hasta papa no para”. Lo entendimos como una mirada sesgada por la dolorosa cercanía que a veces generan los vínculos comunitarios. Pero cuando años después fue elegido obispo coadjutor con derecho a sucesión de Buenos Aires, lo que le aseguraba el arzobispado y el cardenalato, pensé que aquel jesuita ya fallecido, Juan Luis Moyano, no estaba tan lejos de la verdad… ¿Qué decir hoy?

Luego vino toda la historia del papel de Bergoglio en el secuestro y desaparición de Orlando Yorio, atestiguada tanto por él como también por José “Pichi” Messegeier. Sobre esto ya hay libros escritos. Y documentos que sostienen las versiones. Nadie duda que la más leve de las interpretaciones posibles, sea más que pesada…

La coexistencia de su simpatía y apoyo con los curas villeros y la pastoral popular convivían con su simpatía, apoyo y consuelo de cuanto dirigente político, social o empresarial (casi siempre de derecha) se opusiera al gobierno de los Kirchner, quien consideraba a Bergoglio el líder la oposición. A través de la “vicaría de la educación” no tuvo reparos en protagonizar una escalada del poder de la educación privada, beneficiada cada vez con mayor presupuesto por parte del gobierno de Mauricio Macri, aún a costa de la educación estatal, la de los pobres.

Y mientras cada 7 de Agosto acudía al santuario de San Cayetano para hablar de los pobres y excluidos, podía ser, a la vez, el presentador del “Proyecto social para el desarrollo”, un programa político apadrinado por Roberto Dromi, intendente de Mendoza en la dictadura militar y arquitecto legal de la entrega del país en la década menemista, dos caras de un mismo proceso político-económico que generaron un país lleno de aquellos mismos pobres y excluidos; programa político que recorría todos los lugares comunes de la derecha vernácula: autarquía del banco central, fin de las retenciones, unificación de seguridad y defensa en un solo ministerio…

Su austeridad personal, indiscutible, siempre ha convivido con una decidida y sostenida búsqueda del poder, primero en su congregación, luego en la Iglesia argentina y universal. Bergoglio es un estratega y un político, como hace mucho no había en nuestra Iglesia. Pero parece que ahora todas las virtudes se reducen a una sola, olvidando que los pecados capitales son siete…

No obstante los antecedentes, no habría que descartar que una figura tan lejana al ceremonial y al protocolo, y consciente de la necesidad de ponerle fin a los escándalos (financieros, sexuales, políticos) continuados desde hace tiempo en la Iglesia universal y en Roma, sea capaz de imponer un cambio de rumbo en muchos temas sensibles.

Pero esto, más que hablar bien de Bergoglio habla mal, bastante mal, del camino que la Iglesia tomó en las últimas décadas. Cuando luego del cónclave de 2005 circuló la versión de que Bergoglio fue el destinatario del voto “reformista” (quizás por derivación del voto a Martini), no pocos dijimos que si él expresaba el reformismo era porque la Iglesia se había precipitado hondamente en el conservadurismo.

¿Será Bergoglio la expresión del “reformismo posible”? Para responder a esta pregunta, habrá que esperar la paulatina toma de decisiones. En Argentina nos daremos cuenta pronto, cuando comiencen a completarse las designaciones episcopales pendientes, sobre todo la de Buenos Aires. Pero habrá ocasión, sin lugar a dudas, para importantes decisiones vinculadas a la curia romana, el hueso duro de roer desde hace siglos, un poder enquistado que fagocita y destroza todos los intentos de reforma y renovación. Una curia romana con la que Bergoglio no se ha llevado bien.

¿Pateará Bergoglio el tablero convocando a un nuevo concilio universal, tratando de buscar el camino para definitivamente acabar con el poder de la curia y haciéndose cargo, a la vez, del legado del cardenal Martini? No habría que descartarlo, aunque nunca se animó a convocar un sínodo en la arquidiócesis de Buenos Aires… Porque un Concilio es, en el corto plazo, algo inmanejable.

Ojalá se anime a pegar el salto a lo desconocido. Así, quizás, podamos olvidarnos de algunas páginas preocupantes de su biografía.

Alguna vez estuve/estuvimos en el lugar del neocelandés. Fue en octubre de 1978, cuando eligieron a Karol Wojtila como Juan Pablo II. Un perfecto desconocido, de origen humilde, que venía de uno de los países más castigados en la historia del siglo XX. Todos nos alegramos con su frescura, su sencillez, su carisma. Y después pasó lo que pasó: el papado de la restauración y de la sepultura del intento reformador del Concilio Vaticano II.

Me gustaría ser neocelandés. Lo juro. Aunque más no sea, para alegrarme por un rato.

Estoy contento, hoy esperaba masas en la plaza a escuchar la primera misa papal de Bergolio. Menos mal, sino ya iba empacando las valijas.

Culo roto (?)
Capricho del Rafa (?)