El ajuste en la asistencia social y los saqueos
Asambleas en todos los barrios
Entre el 20 y el 24 de diciembre se produjeron más de 300 ataques a comercios y supermercados en cuarenta ciudades. En ellos participaron miles de personas, en su gran mayoría jóvenes. En los incidentes murieron cuatro personas y otras nueve fueron heridas de bala. Fueron detenidas más de 800 personas y aún continúan en ese estado 126, sólo en la provincia de Buenos Aires.
Cuarenta menores de 16 años fueron encerrados en “sistemas de contención sin salida”, un eufemismo para esconder los terroríficos institutos de menores donde se aprende a delinquir en serio.
Los saqueos han sido la manifestación de una crisis social mayúscula.
El ajuste para los pobres
En la Argentina, más de 4 millones de personas cobran la asignación universal por hijo (272 pesos por mes o 9 por día) que se paga con fondos de la Anses. Desde su creación, la asignación perdió el 30 por ciento de su poder adquisitivo. Pero, además, quien la cobre no puede acceder a ninguna otra cobertura, por ejemplo, planes de empleo. O sea que desde que se creó la AUH el Estado viene reduciendo su presupuesto en asistencia social, trasladándole a los trabajadores esa carga vía la Anses.
Todos los planes sociales están congelados, sin aumento desde su creación (los barrios bonaerenses y PEC, creados entre 2000-2002, no superan los 250 pesos). Las cooperativas del plan Argentina Trabaja (utilizados para todo tipo de tareas por los municipios) y otros, tienen congelado su ingreso desde su creación, en 2009. Sólo una inmensa lucha de los trabajadores del AT logró un aumento de 500 pesos en estos casi cuatro años. El presupuesto de 2012, que preveía ampliar este programa en 30 mil puestos de trabajo más, no ejecutó esta ampliación.
En la provincia de Buenos Aires, Scioli ha vaciado el Ministerio de Desarrollo Social, cerrando decenas de programas sociales y reduciendo las partidas alimentarias para comedores escolares y populares.
El FMI no lo hubiera hecho mejor: reducción de las partidas para asistencia social, aumento de tarifas y servicios, congelamiento de los planes sociales.
Este el marco en el que se desarrollaron los hechos de diciembre.
Un rumbo de organización
Tempranamente, desde estas páginas caracterizamos este cuadro y planteamos una salida de conjunto.
“El parate en la construcción, el cepo cambiario, la caída en la actividad industrial, que ya se cobró 110 mil puestos de trabajo, y la “desaceleración” en la creación de empleo (reconocimiento del ministro Tomada en septiembre de 2012) han empezado a reflejarse fuertemente en los barrios obreros, sobre todo entre los jóvenes, en un crecimiento del desempleo formal e informal” (Prensa Obrera, 8/10).
A la disminución de las “changas” y la poca o nula creación de nuevos empleos, se suma el ajuste social, que ha convertido al Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires en una cáscara vacía: el único programa social dirigido a la juventud desocupada (“Envión”), que atiende a menos del 1 por ciento de los jóvenes pobres, no paga ni las becas ni a los profesores desde hace seis meses.
Los alimentos para los comedores escolares se han reducido a la mitad. Entre la juventud de los barrios la desocupación tiende a acentuarse. Por otro lado, para muchas familias los gastos de enviar un hijo a la escuela son prohibitivos. En ese sentido, ni Cristina K ni Macri, ni Scioli, se diferencian. Tanto las becas por estudio de la provincia y de la Ciudad, como la asignación por hijo, no superan los diez pesos por día. Al mismo tiempo, se descarga una inflación de casi el 40 por ciento en los alimentos básicos. El ajuste recorre los barrios de la mano de esta inflación y golpea los planes sociales, congelados desde hace años, y a los programas de empleo precario del Estado (Argentina Trabaja, Pris, etc.). Ante este cuadro el Polo Obrero comenzó un proceso de empadronamiento de desocupados que en menos de 40 días convocó a 8.500 personas, en su gran mayoría jóvenes, lanzó un plan de asambleas y le propuso a las organizaciones de desocupados un plan de lucha unitario que no aceptaron.
Más de 2.500 personas marcharon portando un cartel que reclamaba trabajo para la juventud, plan de obras públicas y otras consignas.
Dábamos en el clavo planteando una reivindicación impostergable y dándole un canal de movilización contra el Estado.
El Partido Obrero plantea:
Entrega de ayuda alimentaria inmediata a todas las familias que lo necesitan, bajo control de representantes electos de los barrios.
Empadronamiento urgente de todos los desocupados, y otorgamiento de un subsidio equivalente al 80% de la canasta básica.
Puesta en marcha de un plan de obras públicas y viviendas en los barrios y municipios afectados, que asegure trabajo a todos los desocupados empadronados.
Eliminación inmediata del IVA y los impuestos al consumo, salario igual a la canasta familiar, restitución de las asignaciones familiares.
Anulación de los tarifazos en el transporte público.
Abajo la represión en los barrios.
El ajuste en la asistencia social y los saqueos : Prensa Obrera 1254