jajaja, que papelón todo.
Y a Batakis al final la fletaron y la pusieron en un puesto simbólico en el BNA, no en la Secretaría de Hacienda como se decía. Viajó a EEUU a reunirse con el FMI diciendo que tenía todo el apoyo del Gobierno y la rajaron antes de que aterrice en Argentina.
Este tipo la da vuelta y encamina el pais saquen cap
Que gran plan tendrá Massa? Pensé que ni en pedo tomaría el cargo porque las posibilidades de quemarse son infinitas, asi que debe tenerse mucha confianza para agarrar semejante papa caliente
Ayer fue un hermoso dia para tener bonos argentinos
No entiendo como alguien puede estar esperanzado con tanta desprolijidad. Que puede salir bien con tanto cambio como si fuera un partido de fútbol, para el colmo a Batakis no es que la sacan por mala si estuvo 24 días en el cargo, que se puede evaluar de ese tiempo.
Siguen creyendo uds en las soluciones mágicas muchachos. Sin cambios de fondo, como mucho será un maquillaje temporal
Puede que sea también el ansia de poder, que enceguece.
Así le pasó a AF, que si hubiese tenido un minuto de humildad y lucidez, no hubiese aceptado la oferta de CFK, allá por 2019.
A Massa se lo tiene por un tipo pro mercado o por lo menos pragmático (?). La confianza en él es absolutamente marketinera. Pero bueno, es lo que hay.
Para mi a Alberto lo. mató el contexto. Probablemente en un mundo relativamente normal sin pandemia ni guerra hubiera hecho un mandato más digno. Contrafáctico, pero bueno.
De acuerdo. Es un personaje ideal para hacer la plancha cuando la cosa viene más estable. Hubiera sido un buen presidente 2015-2019, ponele. Pero claramente no es estadista ni piloto de tormentas. Al igual que no lo es su jefa. Por tal motivo, la combinación fue letal.
Cristina dentro de todo fue un buen piloto de tormentas porque contuvo los efectos de la Crisis de 2008, aunque a costa crecer a tasas Chinas. Pero despues tiro todo al demonio despues del 54%
jajaja que desastre
Igual mas alla de la desprolijidad constante, no entiendo porque siempre que rajan a alguien lo acomodan en otro lado. El pelotudo de Cafiero sigue ahi, ahora Batakis. Solo los que renunciaron se van.
Por lo menos Dujovne y Sturzenneger quedaron fuera del gobierno. Para que mierda seguimos con esos inutiles cubriendo cargos?
Que gobierno de mierda. No hubo gobierno peor que este
El plan depende de lo que quiera la mayoria. Y de ahi lo que le dejen.
El problema de esto es que si lo que quiere la mayoria va cambiando, vamos a estar de un lado al otro, como Massa con sus creencias politicas.
Massa no es pragmatico, es un trepador sin convicciones.
Que se los metan en el orto, esos 200 x mes no te sirven ni para limpiarte el ojete. Si compraste 200 x mes desde que asumió Alberto no se si llegas a 10 Lucas. La cantidad de restricciones que pusieron sobre la gente que puede comprar y los derechos a los que renuncia si compra es algo ridiculo. Compra usdt, no se.
En el mejor de los casos, el tema no era él, sino su entorno, que tenía (tiene) su propia agenda. Si ponemos al entorno como parte del contexto, la afirmación es válida.
De todos modos, estamos en la Argentina. Hace décadas que el contexto es pésimo, por un motivo u otro: que te entregan el BCRA sin reservas, que la deuda, que la pandemia, que la guerra, que el precio de los commodities, que el estallido de la burbuja mundial, que esto, que lo otro, . . . NO es razón para atenuar. SABEN que tienen que gestionar un kilombo, si no van a aceptar los condicionamientos, que no se postulen.
Cristina es un mito inflado, carismática y muy buena chamuyera pero nada más, que vivió cuatro años del viento a favor que le dejó NK, y cuando esto se agotó, empezó a mandar el avión en picada. Y todavía seguimos cayendo desde ese entonces, nadie supo cómo mejorar la cosa.
Es un tipo sin convicciones. No es lo mismo ser un operador político que conducir. En muchas oportunidades pudo concentrar poder y lo dejo pasar.
A massa le puede pasar lo mismo vamos a ver ahora que tiene que tener ideas y convicciones como le va.
Si, esto para mi es asi. Pero convengamos que parece hace tiempo que perdio la cordura y se mete tiros en el pie permanentemente mientras tira frases del horoscopo…
Igual si, el contexto hubiera matado a cualquier político argentino salvo a unos pocos me parece.
Con las mismas dudas que todos nosotros (y poco optimismo, dados los antecedentes):
La trampa mortal donde, alegremente, acaba de ingresar Sergio Massa
Sería muy ingenuo pensar que a Massa no le esperan los mismos desafíos que a Alberto Fernández
Muy pocos políticos tienen la suerte de que les ofrezcan ser los hombres fuertes de un Gobierno. Entre ellos, solo a un minúsculo grupo de elegidos les ocurre dos veces. Eso le sucedió, por ejemplo, a Alberto Fernández. La primera vez se fue peleado con Cristina Kirchner. La segunda es esta: se pueden ver los resultados. Desde ayer, Sergio Massa acaba de ingresar a esa pequeña elite. La primera vez, se fue peleado con Cristina Kirchner. Ojalá haya aprendido algo de la reciente experiencia del Presidente. De lo contrario, todo terminará muy mal.
Massa y Fernández tienen muchos más rasgos en común. Fernández fue uno de los primeros dirigentes peronistas que se fue del kirchnerismo cuando se radicalizó, después de la guerra contra el campo. Eso sucedió en 2008. Poco tiempo después, Sergio Massa quemaría también las naves para convertirse en el líder del peronismo no kirchnerista. El jefe de campaña de Massa, en 2013 y 2015, fue Fernández. En ese entonces Massa prometía limpiar al Estado de ñoquis de la Cámpora y meter presos a los corruptos kirchneristas.
Durante diez años, el peronismo se agitó al ritmo de un debate que aún existe. De un lado estuvieron y están Cristina y Máximo, y su grupo de admiradores, para los cuales todo lo hecho entre el 2008 y 2015 no necesita revisión porque fue perfecto. Del otro lado estuvieron y están Alberto Fernández y Sergio Massa, para quienes el cristinismo tuvo rasgos sectarios, corruptos y, sobre todo, fue una muy mala administración en términos económicos.
Para ganarle a Macri en 2019, Cristina encumbró a alguien a quien los suyos consideraban un traidor, aunque tal vez solo fuera un disidente. Una vez que ese hombre se transformó en presidente se dedicó a desestabilizarlo. Ahora, encumbra a otro dirigente a quien, otra vez, los suyos consideraban un traidor, aunque tal vez solo fuera un disidente. ¿Qué hará con él?
Sería muy ingenuo pensar que a Massa no le esperan los mismos desafíos que a Fernández. No es alguien del palo. Es uno que andaba por la embajada diciendo cosas horribles. En el mismo acto de la victoria, en 2019, Cristina le advirtió que no volviera a traicionar. ¿Por qué lo trataría, ahora que lo encumbró, mejor que a Fernández? ¿Cómo hará Sergio para eludir la ratonera de la que Fernández no pudo escapar?
El aterrizaje de Massa en el corazón del Gobierno significa –o podría significar— un corte con la dinámica que generó una situación insostenible. Ayer mismo, la Universidad Di Tella difundió sus prestigiosos índices de Confianza en el Gobierno y de Confianza del Consumidor. En ambos casos, los resultados están en el piso de la serie histórica. Muy pocas veces, en las últimas décadas, la gente dijo que estaba peor que ahora y tuvo tan poca simpatía con una administración. El miedo ante esa realidad tal vez produzca milagros. Veremos.
Mientras tanto, la designación de Massa como superministro de Economía implica –o podría implicar—un cambio en el sistema político interno del Gobierno. Hasta ahora, Fernández era el que ejecutaba y Cristina ocupaba el rol de una especie de auditora de la gestión, que torturaba a Fernández cuando no le gustaba alguien o algo. Ahora, aparece Massa en el centro de la gestión. La vicepresidenta seguirá en su rol de auditora implacable. ¿Y Fernández? Tal vez sea un gran momento para que pase a un segundo plano, se reserve el poder que le da su firma, y habilite a que sea Massa el blanco de las reprimendas públicas y las críticas a los funcionarios que no funcionan.
Pero además, la designación de Massa es un replanteo en términos económicos. Massa ha dicho muchas veces que es un admirador de la gestión de Carlos Menem. Fernández, fiel a su estilo, es idéntico y opuesto a Cristina al mismo tiempo. Massa no. Massa es amigo de la embajada de los Estados Unidos, era íntimo de Jorge Brito, el banquero al que odiaba Cristina, tiene relaciones aceitadas con los principales referentes del poder económico. Sabe, como cualquiera, que el problema más acuciante de la Argentina, es la falta de dólares. Hará, como lo hizo Menem, cualquier cosa para conseguirlos. ¿Qué dirá Cristina cuando lo intente? Tal vez, como dicen muchos, ahora tenga miedo ante la posibilidad de que caiga el Gobierno. Pero, ¿y si Massa tranquiliza un poco las cosas?
El principal desafío del Frente de Todos no ha cambiado. Massa, como Fernández, o Guzmán, o Kulfas, o Scioli, o los gobernadores, comparten un enfoque básico; hay reglas, que en una economía capitalista, se deben respetar. Cristina piensa distinto. Y es la más poderosa de esa sociedad. Ese problema sigue estando. Massa es lo que era Fernández en 2019. Cree que podrá con ella. Porque es hábil, pillo, simpático, porque sabe como tratarla, porque tal vez crea que ella es consciente de los riesgos de no hacer lo que se debe. Fernández creía exactamente lo mismo. Pero tal vez, quién dice, Massa tenga razón y su picardía, su dedicación, su capacidad innata de seducción, todo eso junto, sean irresistibles.
En cualquier caso, en las mismas aguas en las que no pudo Fernñandez, ahora nadará él. Un jugador de fútbol es una gran promesa hasta que finalmente entre a la cancha. Ahí se ve lo que vale. La dimensión de Massa, la gran promesa del Frente de Todos, se podrá ver ahora. Audacia no le falta: agarró una brasa, se metió en una trampa terrible en un contexto que habría atemorizado a cualquiera. En eso, hay que reconocerlo, actuó como un número uno.
Mientras tanto, hay todo un método en las parábolas de Fernández y Massa. Si alguien quiere ser ungido por Cristina, tal vez tenga que enfrentarla primero. A los obsecuentes no les ha ido tan bien como a ellos. Claro: esa paradoja después se transforma en un desquicio cuando se trata de gobernar. El cristinismo designa a alguien para que no parezca que el kirchnerismo gobierna, pero después lo enloquece para que sea kirchnerista.
¿Qué podría salir mal?
Yo creo que Alberto nunca se creyó presidente y ahí estuvo la raíz de su enorme fracaso.