Los precios del transporte publico en las ciudades importantes de Europa no son nada envidiables, je. Roma quizas no es tan caro, pero Londres, Berlin, Barcelona… ufff…
Eso si, son mucho mas eco-friendly que en Argentina.
Yo hablo desde la premisa absoluta que lo occidental es la verdad de la milanesa y mucho más fuerte aún, en el aspecto económico que es donde surgen las cadenas de nuestras dos centurias de dominación económica colonial.
Yo creo que se exagera demasiado al hablar de Europa, guarda. Europa tiene unas cuantas cosas que yo no quiero ni mamado en mi país, por ejemplo, el xenofobismo que hay en casi todos los países de Europa Occidental (Francia, España, Italia…).
Lo que sí le envidio a los países europeos, es que en líneas generales, el “roba pero hace” tan argentino, allá no existe. Entonces, ahí la cosa va siendo otro cantar. Pero para que pase eso, tendría que haber un cambio cultural gigante, y acá ese cambio no le conviene a ningún político.
Tipos como Kirchner, después de un crecimiento tan desaforado de su patrimonio, serían recontra investigados, pero en serio, no a la Oyarbide. Y olvidate de que se postulen de nuevo, la gente no los votaría ni ahí. Tipos como el impresentable del que estamos hablando en el post, sindicalistas con pisos en Puerto Madero y guita por todos lados, no serían viables con otra mentalidad de gente.
Quien roba, roba. Y punto. Y es un delincuente. Y punto. No hay más discusión. Todo el blablabla político se lo tendrían que perder donde no da el sol. En cambio, acá todavía hay caraduras que defienden a un tipo que pasó de ser un camionero a tener un patrimonio personal injustificable para cualquiera que tenga dos dedos de frente, con la excusa de que ese “nuevo rico” es la cara de la “defensa de los trabajadores” (permiso: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol:).
Acá la cosa es sencillita, en su momento Trotsky lo explicó bien clarito: existen dos tipos de clases, la clase en la que están los propietarios de los medios de producción, y la clase en la que están los obreros, y ambas clases apuntan a objetivos distintos.
Si alguien me dice que Moyano sigue siendo de la clase obrera, escupo la Pepsi de las carcajadas. Para la próxima defensa entonces del camionero, díganme por favor para qué empresa de transporte trabaja, qué modelo de camión está usando, y dónde me lo puedo cruzar en la ruta. Gracias.
No soy zurdito, soy nacional, cosa que tu cipayez colonizante no te deja apreciar y sentir.
Yo quiero romper esas cadenas de prisión colonial, vos querés seguir siendo un sometido que se la pasa todo el día mirando como se toma el té en Francia en vez de ver como se toma el mate en Barracas o tierra adentro.
Yo quiero mirar para adentro como San Martín, Belgrano, Moreno, Güemes, Rosas, Yrigoyen, Perón, Jauretche, Eva…
tal cual Martín. recordemos que tipos como Helmut Kohl tuvieron problemas por una guita media dudosa q le entraba a su partido.
para q esto suceda en la Argentina deberían cambiar las cosas desde ahora mismo… eso sí el cambio quizá lo vea cuando me esté meando encima en un hogar de ancianos
Dejate de joder con ese discurso que atrasa 500 años. si no hubieran venido los europeos todavía estaríamos mandando señales de humo en vez de estar discutiendo por una pc.
Europa tiene unas cuantas cosas que yo no quiero ni mamado en mi país, por ejemplo, el xenofobismo que hay en casi todos los países de Europa Occidental (Francia, España, Italia…).
Pero esa neo-xenofobia tiene que ver con la apertura cultural e inmigratoria que hubo en Europa, especialmente con gente de Africa, Indochina y Oriente Medio, que vinieron precisamente atraidos por ese bienestar que del que tanto se habla (y muchas veces se exagera) de Europa. No la suscribo, pero ni me imagino lo que serian las opiniones en Argentina si hubiera la cantidad de inmigrantes que hay en Europa
L
o que sí le envidio a los países europeos, es que en líneas generales, el “roba pero hace” tan argentino, allá no existe. Entonces, ahí la cosa va siendo otro cantar. Pero para que pase eso, tendría que haber un cambio cultural gigante, y acá ese cambio no le conviene a ningún político.
Si, en general hay mas control, aunque depende en que paises. La italia de Berlusconi no me parece un buen ejemplo en favor de Europa.
Acá la cosa es sencillita, en su momento Trotsky lo explicó bien clarito: existen dos tipos de clases, la clase en la que están los propietarios de los medios de producción, y la clase en la que están los obreros, y ambas clases apuntan a objetivos distintos.
Jajaja… y esa salida Trotska, Martin ?? Me sorprende de usted.
Si, quizas el malvado propietario explotador hijo de puta de una Pyme tenga objetivos disitintos que el CEO de Techint que es un trabajador asalariado.
La conciencia nacional y la conciencia revolucionaria separadas, erigidas frente a frente, no constituyen, una con mejor título que la otra, las fuerzas dialécticas de la creación del futuro, son tan solo estériles productos de una sociedad que muere. La conciencia nacional se hace conservadora, es decir, asocia estúpidamente al esfuerzo para perpetuar la realidad nacional, el esfuerzo para conservar en ella el poder de las fuerzas que la destruyen; la conciencia revolucionaria se hace antihistórica y antinacional, es decir trabaja para aniquilar lo que quiere liberar. Las mismas palabras ‘nacional’ y ‘revolucionario’ han sido hasta tal punto deshonradas por la demagogia, la mediocridad y el verbalismo, que son ya recibidas en Francia con una indiferencia bastante parecida al disgusto. El problema consiste hoy en superar esos mitos políticos fundados sobre los antagonismos económicos de una sociedad dividida; en liberar al nacionalismo de su carácter burgués y a la revolución de su carácter proletario; en interesar de una manera orgánica y total a la nación en la revolución, ya que sólo la nación es capaz de llevarla a cabo; en interesar igualmente a la revolución en la nación ya que sólo la revolución puede salvarla"
Thierry Maulnier.
Sin un contenido vital, las palabras que en Europa determinan una realidad, en América fueron una entelequia, cuando no una traición. El conocimiento preciso de la realidad fue suplantado por cuerpos de doctrina, parcialmente sabidos, que no habían nacidop en nuestro suelo y dentro e los cuales nuestro medio no calzaba, ni por aptitudes, ni por posibilidades, ni por voluntad. La deliberación de las conveniencias prácticas fue reemplazada por antagonismos tan sin sentido que más parían antagonismos religiosos que políticos o intelectuales. En esas luchas personales o absurdamente doctrinarias se disipó la energía más viva y pura que hubiera podido animar a estasnacientes sociedades.
Seguís sin entender. Yo no estoy en contra que hayan venido los europeos. Estoy en contra de haber sido una colonia económica dependiente de sus políticas imperialistas.
Por eso seguimos buscando nuestra segunda independencia. Vivir de lo nuestro y para lo nuestro.
Se ha producido un hecho de máxima gravedad. Un juzgado suizo ha realizado un trámite en una causa delictiva que afecta al señor Moyano y algunos dirigentes sindicales argentinos han respondido intentando paralizar el país, llamando a la ocupación de las calles y amenazando a los medios de comunicación para proteger a los imputados en esos presuntos delitos.
Esto no es defensa de los trabajadores. No es ejercicio democrático del derecho de huelga. Y no es igualdad ante la ley. Es simplemente un atentado intolerable contra el Estado de derecho.
Nuestra Constitución reconoce el derecho de huelga ligado a la defensa de los derechos de los trabajadores y de sus condiciones de trabajo, pero jamás se consideró que este derecho pudiera ser utilizado para obstaculizar a la justicia, amparar presuntos delitos o coartar mediante amenazas la libertad de expresión.
Esta convocatoria es una manipulación de los trabajadores y un chantaje institucional. Es un paro para parar a la justicia.
Cuando quienes controlan el poder sindical ponen ese poder al servicio de los intereses de una persona; cuando amparan o encubren actividades presuntamente delictivas o incluso algunos de sus dirigentes pasan a formar parte de la economía del delito; cuando no les importa dañar gravemente al país para proteger los privilegios y el poder de sus dirigentes, eso deja de ser un sindicato y pasa a ser otra cosa, poco compatible con el orden democrático.
Ante este desafío, las autoridades no pueden permanecer inmóviles. Esperamos una respuesta de la Presidenta acorde con su condición de gobernante y no de jefa de un partido. El Gobierno de la Nación tiene que liberarse del secuestro político al que lo tienen sometido algunas cúpulas sindicales, pensar menos en sus ganancias electorales -o de cualquier otro tipo- y defender la ley y la justicia.
En mi opinión, ésta será una huelga ilegítima e ilegal. Por eso, anuncio que, en el ejercicio de mis funciones representativas como legislador de la Nación, me propongo:
a) Solicitar oficialmente que los servicios jurídicos del Estado estudien la posible declaración de ilegalidad de esta convocatoria.
b) Entrar en contacto con otros dirigentes de los partidos parlamentarios para sugerirles que el Congreso apruebe por consenso, y si no es posible por mayoría, una resolución rechazando esta convocatoria. En ella expresaremos también la solidaridad con los medios de comunicación que han sido amenazados y la defensa incondicional de la libertad de expresión.
c) Asumir el compromiso de que cuando sea Presidente promoveré reformas legislativas para impedir estos usos abusivos del derecho de huelga. En concreto, propondré que no puedan convocarse huelgas contra resoluciones judiciales.
Ha llegado el momento de decir basta. El poder descontrolado de algunas cúpulas sindicales se ha convertido en una patología que está haciendo enfermar gravemente a la democracia argentina. Este Gobierno ha alentado demagógicamente el crecimiento de ese monstruo y ahora su obligación es hacerle frente.
Entre la justicia y Moyano, yo siempre estaré del lado de la justicia. Quiero saber de qué lado está la señora Kirchner y su gobierno.
Tenemos la obligación de impedir que nadie adquiera la impunidad ante la ley mediante chantajes políticos, sociales o de otro tipo.
Tenemos que defender los principios sobre los que descansa una democracia que merezca tal nombre: la igualdad de todos ante la ley, la independencia de la justicia, las urnas como única fuente legítima de poder y la libertad de expresión.
Tenemos que defender también la imagen y el prestigio de la democracia argentina ante el mundo, que ve con preocupación la reiteración de esta clase de episodios.
Y tenemos que defender los auténticos derechos de los trabajadores frente a los privilegios y la sed de poder personal de algunos dirigentes sindicales.
Por eso pido a los trabajadores y a los ciudadanos en general que no respalden esta convocatoria indigna y sigan creyendo en la justicia, en la democracia y en la libertad para todos.
Igual, me agarraste para el lado de los tomates, pero me cagué de risa con tu respuesta (:lol:). Yo le estaba apuntando a Moyano, no estaba hablando del empresariado argentino. :lol:
Simple, el sindicalismo, por definición, es de izquierda. Porque si tomamos en cuenta de que la función del sindicalismo es pelear con la patronal por mejores condiciones de vida y de trabajo de sus afiliados, no puede jamás ser de derecha, porque no se pelearía con nadie. :lol:
Entonces, lo que quise poner respecto de esa cita de Trotski, es sencillamente que tipos como Moyano ya dejaron de pertenecer HACE RATO a la clase obrera. El caso de Moyano no es el único de un sindicalista utilizando testaferros para ser propietarios de empresa. Más bien son la regla antes que la excepción en este país. Entonces, viendo la definición de Trotski respecto de las luchas de clases, nos damos cuenta de que hoy por hoy, los sindicalistas argentinos están EN LA VEREDA DE ENFRENTE de los trabajadores. Porque pasaron a ser patrones.
Y si el “adalid defensor” de 4 millones de laburantes, como plantearon más atrás (:lol:) es un patrón en lugar del empleado, eso explica mucho del por qué los obreros viven como el orto.
Obvio que la ironía no fue dirigida a vos, jejejejeje… me imagino que leíste entre líneas.
Abrazos, Martín.
Permiso:
:lol::lol::lol::lol::lol::lol::lol:
Es MUUUUUUUUUUUY bueno.
:lol::lol::lol::lol::lol::lol::lol:
Ahora contate uno de gallegos, Sanz (y la concha de tu madre :evil:)
El triunfalismo que generó la victoria del kirchnerismo en las elecciones de Catamarca hizo dar por descontado a muchos que Cristina será reelecta en primera vuelta. Que octubre será un trámite. Desde ambos sectores de la oposición, el radicalismo (Cobos) y el Peronismo Federal (Rodríguez Saá), surgieron voces que pedían abandonar las internas con distintas justificaciones pero con la tácita idea de para qué hacer internas si total ya se sabe quién va a ganar. Y se volvió a especular con Macri yendo a la reelección como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
La eventual existencia de una ciudadanía ampliamente kirchnerista y la tremenda dificultad de la oposición para poder presentar una alternativa al proyecto oficial que resulte convocante llevarían a preguntarse: ¿la Argentina es un país de centroizquierda o progresista? ¿Los argentinos tenemos aversión a la centroderecha y aquí nunca podrían ganar elecciones Sarkozy, Merkel o el Partido Popular de España o el Republicano de Estados Unidos?
Se podría aventurar que definitivamente en la Argentina se consolidó la idea de que allí donde existe una necesidad, siempre existirá un derecho; que en la relación entre derechos y deberes, los primeros se sobreponen a los segundos, y que ante cada conflicto de intereses –en toda circunstancia y no sólo en determinadas–, primarán los del más débil.
Pero la empiria cotidiana no indica que los argentinos tengan ideales de izquierda y que en muchos aspectos priman ideas opuestas, no pocas veces conservadoras y hasta reaccionarias.
Néstor Kirchner insistió mucho en que la política argentina debía organizarse sobre dos grandes campos: uno de centroizquierda y otro de centroderecha. En su tiempo, trató de marcar la cancha hablando de la derechización de Carrió y eligiendo a Macri como exponente paradigmático de su espejo invertido de centroizquierda. Pero no logró que emerja un fuerte aglutinamiento en el campo de la centroderecha. ¿Por qué?
Quizá las elecciones de Catamarca sirvan también para acercarnos a la respuesta. O por lo menos a una hipótesis: el kirchnerismo no es de centroizquierda sino un movimiento pragmático que absorbe en su seno a grandes sectores de la centroderecha. El ejemplo de Ramón Saadi en Catamarca brilló estos días, pero hace algunos años había sido Aldo Rico en San Miguel. O Scioli, quien a pesar de su gaseoso discurso da claras señales de sentirse más cómodo en las cosmovisiones de derecha que en las de izquierda.
El lema del kirchnerismo parecería ser: “No importa que usted sea de derecha, lo que le pedimos es que guarde sus ideas en silencio y no las haga notar para no corroer nuestro relato de centroizquierda”.
Eso lo había entendido bien la mayoría de los intendentes del Conurbano bonaerense, cuyas visiones de la vida son más cercanas a las de Berlusconi que a las de Zapatero. Y hasta que la Justicia lo cercó, también Hugo Moyano, quien en las elecciones de 2003, en lugar de apoyar a Kirchner, apoyó a Rodríguez Saá. Es lo que tantas veces ya se escribió acerca de la importancia que tiene el relato por sobre lo real, las formas sobre el fondo, donde se saca patente de izquierda dejando que un puñado de personas corten una avenida para que por sobreactuación se note o se estigmatice a sujetos, físicos o jurídicos, emblemáticos, con el solo fin de mostrar coraje revolucionario mientras se pacta con otros iguales o peores para que los sustituyan en el mismo sistema, o se provoca a sectores reaccionarios para que muestren sus garras primitivas para, por contraposición, quedar expuestos como lo políticamente correcto.
La falta de un proyecto alternativo de centroderecha que resulte popular –además de reflejar el evidente corto vuelo de Macri, la vetustez de la imagen de Duhalde, el excéntrico discurso de Rodríguez Saá y la afasia de Reutemann– muestra cuán efectivo ha sido el kirchnerismo para cooptar la suficiente cantidad de representantes de la centroderecha para restarle masa crítica a los opositores de ese sector y así impedirles forjar algo que alcance una mínima escala como para resultar un contrincante serio.
La ambulancia de Duhalde debería haber podido cargar a Scioli, a los intendentes del Conurbano, a los sindicalistas o a Saadi. Pero no pudo cumplir su sueño porque el kirchnerismo realizó profilaxis reteniendo a “peronistas clásicos” dentro de su proyecto.
Quizá el exceso de nervio con el que la Presidenta, Néstor Kirchner en su momento y todos los seguidores de ambos colocan en sus intervenciones públicas no sea más que la compensación necesaria para disimular que el modelo poco tiene de revolucionario.
Todos los que se han reunido esporádicamente con Cristina, y antes con su ex marido, cuentan sorprendidos que sus modos nada tienen que ver con los públicos, que son educados y corteses y no agresivos u ofensivos como se muestran en los atriles.
¿Qué fin tendría mostrar en público un personaje tan crispado que hasta logró poner de moda la palabra misma? ¿Para qué exhibir obscenamente un atributo si no para reforzar una imagen que es una construcción teatral, necesaria en su exageración para tapar lo que se oculta? ¿La sonora batalla discursiva está disimula la debilidad de la batalla real? ¿Hay derrotas reales en los enemigos a los que el Gobierno declaró su guerra, o los muertos que el Gobierno mata gozan de buena salud?
Aquello que se automatiza es del orden de la parodia. Hace dos semanas, cuando la Presidenta estaba dando su discurso de apertura del año legislativo en el Congreso, en una farmacia de la Recoleta una señora grande le decía a la empleada que tenía el televisor prendido: “Está hablando la atorranta”. Esa señora está doblemente colonizada: por sus prejuicios sociales arcaicos y por el kirchnerismo, que se aprovecha de su ignorancia provocando los prejuicios de esta gente, y de otras algo menos retrógradas, para cosechar simpatías en todos los que rechazan esas visiones. En particular en los jóvenes, que se rebelan contra las injusticias con la mayor energía natural que les permite edad y sin los mecanismos de defensa contra las técnicas de seducción, por la falta de engaños anteriores.
Así como la poesía el juego de las formas importa más que el sentido, en política es menos costoso horrorizar estéticamente a ciudadanos desprevenidos dejando, por ejemplo, que se armen carpas de protesta en lugares simbólicos o simulando que se enfrenta a Estados Unidos, aunque por cuestiones menores, que realizar reformas en serio que terminen con la pobreza.
El motor narrativo del discurso del Gobierno han sido los gestos de pelea. La historia se encargará de medir si esas peleas tuvieron resultados concretos, proporcionales a su sonoridad discursiva. Epílogo. Las nuevas instancias judiciales que fueron cerrando el cerco sobre Moyano pueden tener dos lecturas. La Presidenta, después de sentir repugnancia al ver que Ramón Saadi se redimía agarrado a sus polleras –y de ese modo el relato progresista sobre el que se ordena toda su gesta quedara escandalosamente contradicho por la realidad, poniendo también en peligro el pacto de creencia con sus seguidores–, le vino bien una acción compensatoria en sentido opuesto: mostrar inicialmente que no se protegía a Moyano, contribuyendo a inmunizarse de la infección Saadi.
La otra: que, envalentonados con el triunfo en Catamarca, los sectores verdaderamente de izquierda del kirchnerismo están decididos a darle coherencia a su relato y a deshacerse de la derecha que los habita. El levantamiento del paro del lunes es apenas una tregua. En cualquiera de los casos se vienen cambios.
Por nada en particular, lei muy poco de Guemes asi como de Rosas para como poder definir su complicada situacion.
Entonces no queria poner por poner digamos, seguramente que han sido fundamentales ee, asi como Evita y Peron, pero marco los que conozco nomas