Europa, una fábrica de pobreza (y con España en un papel destacado) Entre 2009 y 2012, la Unión Europea sumó 9 millones de ciudadanos en riesgo de pobreza o exclusión cuando el objetivo para 2020 era restar 20 millones. España ha incrementado esta tasa de un 24,5% al 28,2% y está por encima de la media continental del 24,8%. Alemania, Países Bajos o Suecia han aprovechado este lapso temporal para reducir sus porcentajes
En Europa, cada vez más personas están en riesgo de caer en la pobreza o la exclusión social. Y, además, España supera la media de población amenazada por este peligro.
El Consejo Europeo adoptó en 2010 la autodenominada Estrategia Europa 2020. Para ese año, según el documento “debería haber 20 millones de personas menos en riesgo de pobreza o exclusión social”. Los datos de Eurostat indican que, al menos desde 2009, lejos de restar, se han sumado más de nueve millones. En 2012 había un 24,8% de europeos en esa situación. Suman 124,2 millones de personas. Un año antes, la tasa estaba en el 24,3% y 119 millones de personas. En 2009 el porcentaje se quedaba en el 23,1%. La secuencia siempre va en ascenso, ya que entonces Eurostat le atribuía 115 millones de habitantes.
España está contribuyendo con fuerza a lastrar el objetivo de la Unión. En este baremo de desigualdad saca casi cuatro puntos de ventaja a la media. La tasa estatal está en el 28,2%. El ritmo de crecimiento de la porción de ciudadanos asomados al abismo de la exclusión ha llevado a España del 24,5% en 2009 al 28,2% tres años después (en 2010 era 26,7% y en 2011 27,7%). Mientras la Unión Europea le ha añadido de media 1,7 puntos al indicador, aquí se le han colocado casi cinco. En lo que respecta a los niños y niñas, el porcentaje europeo medio es de un 28%. En ese apartado España también se hunde más: para el grupo de hasta 16 años la tasa de pobreza llega al 33,8%.
Esas cifras resaltan sobre todo en comparación con los países vecinos. Francia, por ejemplo, se maneja con una tasa general del 19,1% y del 23,2% para los niños. Su incremento de población en condiciones desfavorables ha pasado del 18,5% al 19,1% en tres años. Portugal convive con un 25,3% de pobreza (27,8% para niños) cuando en 2009 era del 24,9%. Los Estados con cifras más bajas son la República Checa, que ha evolucionado del 14 al 15,4% o Austria: del 17 al 18,5%.
En el grupo que se sitúa por encima de la media continental de riesgo de exclusión acompañan a España Italia, Bulgaria, Grecia, Croacia, Polonia, Rumanía, Hungría… El país paradigmático de la política europea ante la crisis, Grecia, ha visto su población en el umbral de la exclusión pasar del 27,6% al 34,6%.
Reparto desigual de los sacrificios
Pero es que, en medio de la coyuntura de crisis, no todos los estados han sufrido los recortes sociales que venían desde Europa de igual manera. Ni todos los países de la UE han aumentado sus tasas de ciudadanos en riesgo. Los Países Bajos tenían un porcentaje de población en riesgo del 15,1% en 2009 y la han rebajado hasta el 15. Alemania descendió del 20% al 19,6%. Suecia varía del 15,9% al 15,7%. La Unión Europea establece que este riesgo afecta a la población que reúna uno de estos criterios: estar por debajo del umbral de pobreza, en situación de privación severa material o viviendo en un hogar con muy baja intensidad laboral.
El 22% de españoles tienen ingresos por debajo del umbral de la pobreza del país. Es uno de los porcentajes más altos de la Unión Europea –cuya media es 17%– sólo por detrás de Grecia y Rumanía. Cuando en marzo la asociación católica Cáritas dio una voz de alarma sobre la pobreza en Europa y España, la respuesta llegó desde el Ministerio de Hacienda. Su titular, Cristóbal Montoro, aprovechóuna comparecencia tras el Consejo de Ministros para asegurar que estos enfoques “no se corresponden con la realidad”.
La Oficina Estadística Europea reconoce que la media continental de exclusión “enmascara grandes disparidades. Bulgaria roza el 50% y Grecia llega al 34%”. La peor parte se llevan los menores de 16 años, cuya media de exclusión está en el 28%. Le siguen los adultos hasta 64 con un 25,3%. Los mayores presentan una tasa del 19,3%.
Fuente: PUBLICO.ES
Nota: Estos datos no tienen la intención de afirmar que nosotros estamos mejor, o expresar que ellos se van al tacho en cualquier momento. Simplemente ayudan a comprender una realidad que nos está afectando como país emergente, porque la reducción en exportaciones e inversiones afecta a la Argentina cuando el primer mundo tira para atrás. Si nos pasa con Brasil, un país con el que nos sentamos a dialogar siempre y forma parte de nuestro bloque comercial, imaginemos entonces eel alcance de esos datos (y cómo debemos actuar para que el cachetazo sea lo más leve posible).
Argentina posee un proyecto político hoy en día que puede gustar más o menos según el caso, pero ya entran en juego otros modelos con opción a convertirse en realidad para 2015. Falta un año para las elecciones y si bien el panorama interno es nuestra mayor preocupación, no podemos evadir el andar de un mundo a la baja.