Quería compartir con ustedes esta nota, que expresa en pocas palabras lo que siento por estas fechas…
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Casi centenaria impunidad de Turquía
Hace más de 2.500 años, en la confluencia de Europa y Asia, nacía el pueblo armenio. Rafael Simonian.
Hace más de 2.500 años, en la confluencia de Europa y Asia, nacía el pueblo armenio. Durante cientos de años, su territorio gozó períodos de libertad, como también centurias de ocupaciones.
Sin embargo, fue el Imperio Turco Otomano, que a fuerza de su brutalidad, marcó a sangre los destinos de Armenia y su pueblo, a partir del Siglo XV. Durante más de 500 años, el pueblo armenio se mantuvo como súbdito del imperio turco otomano.
En la primera década del siglo 20, el sultán es derrocado por el movimiento político nacionalista Jóvenes Turcos, que después demostraron sus verdaderas intenciones: “Turquía para los turcos”.
Por ello se dio importancia estratégica a sus territorios de Anatolia, como punta de lanzamiento de una unidad religiosa, política, idiomática con los pueblos turcos del Asia Menor, concepción denominada Panturquismo.
El pueblo armenio, afincado en esas tierras desde tiempos milenarios, representaba un obstáculo a esos ideales, por lo que el gobierno Turco planeó su eliminación física.
El 24 de abril de 1915, Turquía puso en práctica el plan de aniquilación de los armenios que habitaban el imperio, ordenando la detención y asesinato de más de 600 intelectuales, políticos y religiosos armenios. Entre los años 1915-1923, y con la Primera Guerra Mundial de trasfondo, Turquía asesina a más de 1.500.000 armenios.
En el camino de la deportación, hombres y mujeres de todas las edades debían caminar bajo circunstancias climáticas adversas, no se les permitía descansar, comer, beber y de ese modo morían unos tras otros.
Los pocos que lograron superar el camino de la muerte a través del desierto de Der Zor, fueron acogidas por la población árabe local que les dio protección y ayuda.
En 1919, una Corte Marcial Turca de posguerra investigó las masacres y condenó como responsable al gobierno. Sin embargo, los principales responsables huyeron del país.
Rafael Lemkin, mientras era estudiante de derecho, se interiorizó por el padecimiento del pueblo armenio y creó, en 1943, la palabra genocidio.
Negación. Con Kemal Ataturk en el poder, se realizan sustanciales cambios en el país, embarcándose en un programa de occidentalización, valiéndose de las simpatías de las potencias, quienes ya no estaban interesadas con continuar con el tema del genocidio.
Dentro de la política de Ataturk, el genocidio no debía ni ser mencionado, ya que representaba una mancha para la historia turca. Así se forjó una memoria nacional construida y manipulada con el único fin de la negación.
El pueblo armenio, víctima del primer genocidio del siglo 20, sufre un duelo incompleto y no podrá completarlo hasta que su tragedia sea reconocida por los descendientes de quienes las perpetraron.
Sentimos un vacío, padecemos la tristeza de saber que en algún valle, montaña o al costado de los ríos, desde hace casi 100 años, descansan nuestros familiares, vidas que fueron cercenadas por la barbarie, cuerpos que ni siquiera recibieron su cristiana sepultura. No se les respetó su dignidad en vida, ni su dignidad en la muerte.