el fenómeno Maxi López
El nuevo delantero de la Sampdoria genera sensación con cada transferencia. Ya lleva ocho años en el fútbol internacional. ¿Es sólo un tipo con suerte?
Le dieron la diez. Una camiseta simbólicamente futbolera, maradoniana en cualquier punto cardinal del planeta. Y ahí nomás, apareció su nombre: Maxi.
Simplemente, Maxi. Maxi López generó un boom en Sampdoria, Italia, y también alrededor de las redes sociales. Su nuevo fichaje, un préstamo por 2.000.000 de euros, resultó disparador de uno de los temas tópicos de la semana. El pajarito de Twitter fue testigo de la estela de reacciones que fue dejando uno de los delanteros más enigmáticos de estas pampas.
Para muchos Maxi es como la materia oscura o la fusión fría: un milagro inexplicable del universo. Para otros, un delantero con suerte. Para todos, un jugador que ya peregrinó por equipos gigan- tes y medianos de Europa. Un Maxi fenómeno.
¿Cuál será su secreto? Rolando Schiavi se endilga haber sido partícipe necesario en el boom. Suele repetir que Maxi le debe parte de su carrera por el partido de la Bombonera del 2004. Es curioso, en aquel clásico fue suplente. Entró en lugar de Salas, sacó a pasear a los grandotes del fondo de Boca y festejó el gol de Cavenaghi.
Pero finalizó como héroe del día. A las pocas horas estaba sentado en el living de Susana. La diva le rezó unos cinco “qué divinos” en cadena y le preguntó si el apellido López tenía ascendencia alemana.
Maxi López sí tenía pasaporte comunitario. Barcelona andaba buscando un delantero-centro, como le dicen en España. En una de las oficinas del Camp Nou estaban los representantes de Maxi. En otra, los de Vicente Iaquinta. Ganaron la pulseada los primeros. En enero del 2005, Maxi López fue presentado como el segundo refuerzo para el equipo de Frank Rijkaard. “Nos va a dar competencia”, anticipó el DT. Luego no le daría muchas oportunidades de jugar al lado de Eto’o, de Ronaldinho y de un zurdito que empezaba a sorprender bajo el apodo de Pulga.
Tuvo su cuarto de hora en un partido de Champios ante el Chelsea. Al tiempo de ese gol le llegó una oferta de un préstamo para ir al Mallorca. Mallorca le firmó el contrato más caro de su plantilla. No fue su año.
El diario Marca lo terminó señalando como la decepción de la temporada 2006/07. “Maxi López llegó cedido por el Barsa y con la etiqueta de crack’ mediático, pero no ha estado a la altura de lo que se esperaba de él. El Mallorca lo presentó como la principal estrella de su proyecto para esta temporada. Sólo ha firmado tres goles, un bagaje muy pobre para un delantero al que algunos denominan el
Drogba blanco”.
Consuvoluptuosa presencia, y revestido de amianto para las críticas, el pibe nacido a metros de Plaza Italia siguió su periplo por Europa. “Mide casi dos metros y no cabecea. No tiene gol. Es difícil venderlo”, decía alguien que conocía sus fortalezas y debilidades. Maxi López no se desanimaba. El FC Moscú lo estaba esperando. Otro pase más, pero con menos euros y pomposidad que aquel que había pagado el Barsa: 1.700.000.
Como un émulo de Saturno con su bicicleta o de Pipino Cuevas tocando el arpa, a Maxi se lo empezó a tomar en sorna. Un grupo de argentinos inventó la iglesia maxilopeziana. “La Selección sin D11os es como El Chavo del Ocho sin Don Ramón, no existe”, decían. “La gente ya no come para ver a Maxi López”, cantaban. Hacían casi lo mismo que los internautas que hoy se ríen a la par de sus transferencias. Y que aquellos que creen que este pibe de piernas largas y timideces cortas es solamente un producto del marketing futbolero.
Ronaldinho, uno de sus grandes amigos del fútbol, quien por cierto estuvo invitado al casamiento con Wanda, lo recomendó al Gremio de Porto Alegre. “Le fue muy bien. Con el prototipo del jugador argentino, pelo largo, muchas ganas, se ganó la pasión de la torcida”, cuenta el periodista Leonardo Olivera, de Zero Hora. “Los dirigentes quisieron renovar su préstamo, pero el club ruso lo vendió al Catania”.
Tan revulsiva fue su llegada a la isla de Sicilia que se animó a soñar con el Mundial 2010. Pekerman nunca lo citó. Tampoco lo harían Basile ni Maradona ni Batista ni Sabella. Simeone lo disfrutó en esos eléctricos días: nueve goles en 1.888 minutos. “Maxi fue clave para la levantada”, recuerda Ezequiel Carboni. “Contagia por su dedicación. Es un tipo que se mata en los entrenamientos y en la cancha”.
¿Pero alcanza con el esfuerzo para sostener una carrera de tantos años por el mundo? ¿Es suficiente para que te lleven a jugar al lado de Ibrahimovic? “Leandro Grimi también jugó en el Milan. Además, sólo le firmaron un préstamo sin opción”, sentencia un agente FIFA desde el anonimato. Pero quién le quita lo jugado a Maxi.
Lo fueron a buscar en el mismo momento en que Adriano Galliani negociaba con el Manchester City por Tevez. “Se valoró mucho la voluntad y determinación que Maxi puso para que se realizara la operación. Aun sin haber firmado nada, se instaló en el hotel Westin Palace, en la Plaza República, y entrenó por su cuenta hasta arreglar su llegada”, cuenta Carlo Repetto, uno de los jefes de prensa del club. Maxi se hizo muy compinche de Thiago Silva. Con un gol ante la Juve pasó el invierno europeo.
Ahora llega la etapa de la Sampdoria, Serie A, nueva estación para agrandar un recorrido internacionalmente variado. Le entregaron la diez, nomás. La que nunca usaron Crespo y Batistuta. Un Maxi Fenónemo.
Lean lo que está en Negrita
[spoiler]Wanda Nara encara una nueva mudanza ya que su marido, Maxi López, pasó del Milan al Génova para continuar con su carrera futbolística. Si bien está muy entusiasmada con la nueva ciudad en la que vivirá con su familia, la modelo reconoció que sueña con volver a vivir en la Argentina.
La hermana de Zaira Nara comentó que el lugar en el que peor la pasó fue en Rusia cuando estaba recién casada y tenía muchos miedos e inseguridades. Poco a poco se pudo ir adaptando a las mudanzas, aunque siempre estuvo involucrada en la decisión final del jugador.
“La mejor propuesta era para que Maxi juegue en China”, afirmó la mediática, aunque destacó que no quiso saber nada porque era para vivir en un pueblito y sus hijos ni siquiera saben hablar inglés. Entonces optaron por irse a Génova, aunque reconoció que hubo algunas negociaciones para volver a River.
“Me encantaría que Maxi vuelva a River y que sea cuanto antes”, afirmó Wanda, y luego reconoció que su marido lloró mucho cuando vio al equipo irse a la B. Incluso comentó que vieron el partido en su casa de Argentina junto a un grupo de amigos, entre los que se encontraban varios de Boca, que permanecieron en silencio. “Parecía que se había muerto un familiar”, aseguró la botinera.
Mientras hace una nueva mudanza y espera ansiosa la vuelta de Maxi a River, Wanda reveló que con su marido tienen una particular forma de divertirse: “Con Maxi nos gusta correr en el auto. Jugamos carreras (a 200 kilómetros por hora). A mí no me importa nada, igual es en un circuito”.
“También nos gusta ir al cine o ir a ver muebles, pero siempre me gustaron los autos. Siempre trabajé para cambiar el auto. Me acuerdo que con Zaira empezamos de abajo y viajábamos en tren. Desde los tres años arrancamos en una agencia de publicidad”, finalizó.
TELESHOW[/spoiler]