Bueno, habiendo tantos rincones dando vuelta, se me ocurrió uno para todos aquellos que osen o gusten escribir.
Para romper el hielo empiezo subiendo algo que escribí yo: pequeño cuento y juego de palabras. Se aceptan correcciones y sugerencias.
Me gustaría que suban textos ya sean propios o ajenos pero que consideren que vale la pena compartir.
Bueno acá van:
A veces me pregunto, sin mayor éxito, qué es la locura. Ese aluvión de sensaciones y sentimientos que, por razones psicológicas desconocidas para mi, no permiten a uno actuar dentro de sus cabales.
Aquella mañana, mientras discutíamos como tantas otras, sentí que no era yo quien controlaba mi cuerpo. Cuando me hicieron pericias psicológicas nadie supo comprender que ese hombre, aquella mañana, no era yo. Tenía dentro un dolor inconsolable, una furia renaciente como el ave fénix y una sensación de adrenalina que recorría mi sangre marcando las venas de todo mi cuerpo. Mirada extraviada. Músculos tiesos. Brazos y manos dejaron de responder a la lógica de los días y solo se encargaron, una y otra vez, de intentar contener ese fuego interior sin pensar, siquiera un instante, en lo que me rodeaba. El espacio, lugar privilegiado, solo eso; un escenario que acompañaba la obra. La más profunda maleza de mi interior, desquitaba sus rencores con cada puñalada, cada intromisión del filo en el delgado cuerpo de Mariza. Mi interior ya no pertenecía a mi.
Por mucho que lo intenté, una y otra vez, nadie creyó que el que estaba esa mañana, en ese lugar del planeta, en mi propio cuerpo no era yo mismo, sino un apoderado que tan solo por un breve lapso se adueñó de mi conciencia. No solo eligió mi cuerpo para morar aquella mañana. Fue más lejos. Su egoísmo lo llevó a controlar mi cuerpo por completo, su ambición a desahogar sus penas con mis propias manos y su odio a no saber parar, ni aún, cuando Mariza ya no respiraba.
Ciento trece puñaladas. Ciento trece es el número resuelto por las pericias que efectuaron a mi mujer durante la autopsia.
“Ciento trece”…. “Ciento trece”…
Ese es el número de mi desgracia. La perdición de mis días. El número de mi eterno arrepentimiento. Yo sé que no cometí ese crimen. Sé que no fui el disparador de semejante violencia. Pero no logro escapar, de la escena del crimen, de mi cuerpo y de mi mente como conectores de mi consciencia.
Ellos, en definitiva yo, son los que permitieron a la consciencia adueñarse de mi vida, de mis actos. Los que permitieron ensangrentar mis puños, ensuciar mis manos.
Me remonto a mi vida. Nada fuera de lo común. Dentro de los parámetros estipulados como un tipo normal. Así soy yo. Un ser humano calmo, de pocas palabras y mal carácter.
Infancia feliz. Adolescencia próspera y, hasta entonces, un buen matrimonio. O eso creía. Uno ya no toma por verdad nada si le sucede algo similar a lo mío. Lo que se va hilando como hormiga durante toda una vida, el abrir y cerrar de ojos (literalmente hablando) puede echarlo a perder. Mi perdición fue mi consciencia. Juro que fue ella y no yo la que asesinaba. Mataba. Mi consciencia, maldita e injusta. Incapaz de luchar de igual a igual contra la mente y el cuerpo temerosos de desafiarla, abusaba de sus atributos.
Recuerdo como se tensaban los músculos de mi cara. El chirrido de los dientes crujiendo, mientras masticaba mi propia bronca. Aún me estremezco al recordarlo. Mariza quería divorciarse. Pero ¿cómo? ¿Por qué concedérselo? ¿Y el amor eterno? ¿Y la promesa de hijos? Se ve que mi consciencia, no yo, no pudo tolerar semejante acto aberrante. No es que yo lo comparta, mi actitud es de total rechazo para con ese accionar tan impuro, tan propio de almas contaminadas…pero jamás le hubiera hecho daño. Nunca le levanté la mano, solo algunos insultos cruzados en lejanas discusiones. Mi consciencia no tenía los mismos planes que yo para entonces.
Es que el poder de la consciencia, es quizás, el más fuerte de todos. Es un poder de facto. Dictatorial. Fascista en su accionar. Cuando uno pierde su consciencia, pierde su alma, su razón, su existir. Su ser. Es por eso que, una y otra vez, intento explicar que no fui yo quien mató a mi amada Mariza, sino mi consciencia. Mi odio interior. Mis rencores más profundos. Ese que se introdujo sin previo aviso y se apoderó de mis actos. ¿Cómo podía saberlo? ¿Soy culpable de eso también?
Si ustedes que me escuchan, piensan en lo que digo, encontrarán sentido a mis palabras. Estas acciones se presentan a diario, inclusive varias veces en un mismo día a cada uno de nosotros. Se aprecian en malhumores mal habidos. Prejuicios. Broncas sin sentido. Son cuotas, parámetros normales a todos los seres humanos. Está en nuestra naturaleza, con mayor o menor firmeza, el mal carácter, las inconsistencias… la vulnerabilidad. Imaginen cómo perdemos el control con banalidades deportivas cuando nuestro equipo favorito es derrotado por el rival. Al equivocarnos. O simplemente cuando un artefacto eléctrico no funciona.
Imaginen qué fácil nos hace perder el control de nosotros mismos. La consciencia. ¡Oh consciencia! Imaginen ahora un cúmulo de estas situaciones. Tantas como inimaginables se nos puedan ocurrir. Juntas, en un mismo momento, en un preciso lugar, con una mala noticia. El resultado ya lo conocen. Pero ahora, todos saben que soy inocente.
Tengo en mis manos el poder de decisión. O al menos, en apariencia. Lo que en algún momento puro y genuino, fue manchándose con distintos tintes. Si tan solo quedara algo, en todo esto, de lo que alguna vez fui. De lo que soñé y planifiqué.
Respiro profundo, busco aquellos días…
La realidad es demasiado dura para suponer còmo debiera haber sido. Es así. Y con el tiempo uno ha tratado de asumirlo y, también, de asumirse. De mi condición de villano.
Manejar un grupo, tomar decisiones, mantener un temple lo suficientemente convincente para que no se dude del liderazgo, es una ardua tarea. Es vertiginoso. Insalubre. Las tensiones y problemas forman para de mi, inclusive, por encima de mi propia consciencia. Están en mi naturaleza: adaptarme y actuar.
Fui elegido para tomar decisiones y no puedo hacerlo desde el fanatismo ideológico. Eso aquí, no existe. No es posible. Las presiones son grandes y las soluciones se exigen prontas.
Soy un ser despreciable para la mayoría. Aunque aquellos que aborrecen, terminan comprendiendo. Entendiéndome. A diferencia del resto acepto tal y cual como son las reglas del juego. Conozco mis limitaciones. Soy consciente de mis daños y dueño de mis actos.
No escondo hipocresía. Soy la creación de una serie de acontecimientos difíciles de fechar y contextualizar. Soy… simplemente, existo. Comparto y convivo, como tantas otras cosas en el mundo.
Mi intención no es hacer fundamentalismos de mis métodos, sino, remarcarme como una opción más entre tantas otras. Mi atractivo son los atajos, mi capacidad escurridiza. Me llaman calle. Viveza. Allí voy y pendiente estaré.
Bueno, habiendo tantos rincones dando vuelta, se me ocurrió uno para todos aquellos que osen o gusten escribir.
Para romper el hielo empiezo subiendo algo que escribí yo: pequeño cuento y juego de palabras. Se aceptan correcciones y sugerencias.
Me gustaría que suban textos ya sean propios o ajenos pero que consideren que vale la pena compartir.
Bueno acá van:
A veces me pregunto, sin mayor éxito, qué es la locura. Ese aluvión de sensaciones y sentimientos que, por razones psicológicas desconocidas para mi, no permiten a uno actuar dentro de sus cabales.
Aquella mañana, mientras discutíamos como tantas otras, sentí que no era yo quien controlaba mi cuerpo. Cuando me hicieron pericias psicológicas nadie supo comprender que ese hombre, aquella mañana, no era yo. Tenía dentro un dolor inconsolable, una furia renaciente como el ave fénix y una sensación de adrenalina que recorría mi sangre marcando las venas de todo mi cuerpo. Mirada extraviada. Músculos tiesos. Brazos y manos dejaron de responder a la lógica de los días y solo se encargaron, una y otra vez, de intentar contener ese fuego interior sin pensar, siquiera un instante, en lo que me rodeaba. El espacio, lugar privilegiado, solo eso; un escenario que acompañaba la obra. La más profunda maleza de mi interior, desquitaba sus rencores con cada puñalada, cada intromisión del filo en el delgado cuerpo de Mariza. Mi interior ya no pertenecía a mi.
Por mucho que lo intenté, una y otra vez, nadie creyó que el que estaba esa mañana, en ese lugar del planeta, en mi propio cuerpo no era yo mismo, sino un apoderado que tan solo por un breve lapso se adueñó de mi conciencia. No solo eligió mi cuerpo para morar aquella mañana. Fue más lejos. Su egoísmo lo llevó a controlar mi cuerpo por completo, su ambición a desahogar sus penas con mis propias manos y su odio a no saber parar, ni aún, cuando Mariza ya no respiraba.
Ciento trece puñaladas. Ciento trece es el número resuelto por las pericias que efectuaron a mi mujer durante la autopsia.
“Ciento trece”…. “Ciento trece”…
Ese es el número de mi desgracia. La perdición de mis días. El número de mi eterno arrepentimiento. Yo sé que no cometí ese crimen. Sé que no fui el disparador de semejante violencia. Pero no logro escapar, de la escena del crimen, de mi cuerpo y de mi mente como conectores de mi consciencia.
Ellos, en definitiva yo, son los que permitieron a la consciencia adueñarse de mi vida, de mis actos. Los que permitieron ensangrentar mis puños, ensuciar mis manos.
Me remonto a mi vida. Nada fuera de lo común. Dentro de los parámetros estipulados como un tipo normal. Así soy yo. Un ser humano calmo, de pocas palabras y mal carácter.
Infancia feliz. Adolescencia próspera y, hasta entonces, un buen matrimonio. O eso creía. Uno ya no toma por verdad nada si le sucede algo similar a lo mío. Lo que se va hilando como hormiga durante toda una vida, el abrir y cerrar de ojos (literalmente hablando) puede echarlo a perder. Mi perdición fue mi consciencia. Juro que fue ella y no yo la que asesinaba. Mataba. Mi consciencia, maldita e injusta. Incapaz de luchar de igual a igual contra la mente y el cuerpo temerosos de desafiarla, abusaba de sus atributos.
Recuerdo como se tensaban los músculos de mi cara. El chirrido de los dientes crujiendo, mientras masticaba mi propia bronca. Aún me estremezco al recordarlo. Mariza quería divorciarse. Pero ¿cómo? ¿Por qué concedérselo? ¿Y el amor eterno? ¿Y la promesa de hijos? Se ve que mi consciencia, no yo, no pudo tolerar semejante acto aberrante. No es que yo lo comparta, mi actitud es de total rechazo para con ese accionar tan impuro, tan propio de almas contaminadas…pero jamás le hubiera hecho daño. Nunca le levanté la mano, solo algunos insultos cruzados en lejanas discusiones. Mi consciencia no tenía los mismos planes que yo para entonces.
Es que el poder de la consciencia, es quizás, el más fuerte de todos. Es un poder de facto. Dictatorial. Fascista en su accionar. Cuando uno pierde su consciencia, pierde su alma, su razón, su existir. Su ser. Es por eso que, una y otra vez, intento explicar que no fui yo quien mató a mi amada Mariza, sino mi consciencia. Mi odio interior. Mis rencores más profundos. Ese que se introdujo sin previo aviso y se apoderó de mis actos. ¿Cómo podía saberlo? ¿Soy culpable de eso también?
Si ustedes que me escuchan, piensan en lo que digo, encontrarán sentido a mis palabras. Estas acciones se presentan a diario, inclusive varias veces en un mismo día a cada uno de nosotros. Se aprecian en malhumores mal habidos. Prejuicios. Broncas sin sentido. Son cuotas, parámetros normales a todos los seres humanos. Está en nuestra naturaleza, con mayor o menor firmeza, el mal carácter, las inconsistencias… la vulnerabilidad. Imaginen cómo perdemos el control con banalidades deportivas cuando nuestro equipo favorito es derrotado por el rival. Al equivocarnos. O simplemente cuando un artefacto eléctrico no funciona.
Imaginen qué fácil nos hace perder el control de nosotros mismos. La consciencia. ¡Oh consciencia! Imaginen ahora un cúmulo de estas situaciones. Tantas como inimaginables se nos puedan ocurrir. Juntas, en un mismo momento, en un preciso lugar, con una mala noticia. El resultado ya lo conocen. Pero ahora, todos saben que soy inocente.
Tengo en mis manos el poder de decisión. O al menos, en apariencia. Lo que en algún momento puro y genuino, fue manchándose con distintos tintes. Si tan solo quedara algo, en todo esto, de lo que alguna vez fui. De lo que soñé y planifiqué.
Respiro profundo, busco aquellos días…
La realidad es demasiado dura para suponer còmo debiera haber sido. Es así. Y con el tiempo uno ha tratado de asumirlo y, también, de asumirse. De mi condición de villano.
Manejar un grupo, tomar decisiones, mantener un temple lo suficientemente convincente para que no se dude del liderazgo, es una ardua tarea. Es vertiginoso. Insalubre. Las tensiones y problemas forman para de mi, inclusive, por encima de mi propia consciencia. Están en mi naturaleza: adaptarme y actuar.
Fui elegido para tomar decisiones y no puedo hacerlo desde el fanatismo ideológico. Eso aquí, no existe. No es posible. Las presiones son grandes y las soluciones se exigen prontas.
Soy un ser despreciable para la mayoría. Aunque aquellos que aborrecen, terminan comprendiendo. Entendiéndome. A diferencia del resto acepto tal y cual como son las reglas del juego. Conozco mis limitaciones. Soy consciente de mis daños y dueño de mis actos.
No escondo hipocresía. Soy la creación de una serie de acontecimientos difíciles de fechar y contextualizar. Soy… simplemente, existo. Comparto y convivo, como tantas otras cosas en el mundo.
Mi intención no es hacer fundamentalismos de mis métodos, sino, remarcarme como una opción más entre tantas otras. Mi atractivo son los atajos, mi capacidad escurridiza. Me llaman calle. Viveza. Allí voy y pendiente estaré.
muy buenos los dos (espero que el primero no sea autobiografico y que estes escribiendo desde la carcel de marcos paz :lol:).
a mi me encanta escribir, me libera un monton. hay veces que tengo cosas adentro que no quiero que nadie vea, y las escribo… asi escribi un cuento, y muchos textos sueltos… despues si me animo pongo alguno no muy revelador jaja
Escrito dedicado a todos aquellos compañeros que son presos de los ghetos escolares, donde tienen que estudiar en condiciones indignas; y que son preparados para converirse en mano de obra barata, y sumisa.
La sala se enfría, los temas de debate se reprimen en una triste serenata de aburridas y monótonas lecciones. Siempre la misma mierda, siempre la misma mirada, que le busca escapar al tiempo que le queda. Contando cada milésima de segundo, soñando un nuevo reloj, desordenando las sillas en el misterioso poder de la imaginación. La sala de clases, cae en estado de depresión. Al entrar a la sala, se empezó a una escuchar una voz; ronca, fome, y con años de una misma dirección, tan errónea como repetida. Después pude ver las paredes de la sala. Los chicles pegados trataban de burlar la autoridad, los panfletos del centro de alumno han sido arrancados por la inspectora, y los subversivos, fueron fichados en las hipócritas listas de los perros con delantal.
Al continuar en la sala, encuentro en una fila de 4 sillas, una libre. La ventana daba en mi perfil, y la poca luz solar que me llegaba, alcanzaba para divisar todas las filas, todas las personas, y todas las caras. Las 40 caras se veían frías, aburridas, chatas. El paupérrimo placer de los mercenarios educativos, se convirtió en la emoción cotidiana de la desolación. La sala de clases, se vuelve insoportable. No hay subvención que cubra la rabia contenida en cabezas caídas y corbatas ajustadas, no hay reforma, que reforme a los reformatorios tildados de “escuelas”. El profesor a notado que estoy mirando con demasiada enjundia a mi alrededor. Este, me calla, y sigue con su oratoria.
El obispo de la clase, no tiene libros ni materiales. Las palabras y lecciones se vuelven distorsionadas, los cuadernos y lápices son el tesoro de la sala, los buenos ejemplos de cualquier materia son escasos, y la ayuda a los 41 alumnos es inexistente. La igualdad de oportunidades, muere como cada minuto que se acerca al recreo.
La sala de clases comienza a achatarse. La sala de clases, es un lugar triste
Dale Clari, animate y subite algo. A todos nos da algo de pudor compartir cosas que escribimos, pero una vez que lo hacés es liberador. No sea vueltera amiga.
Y sí… el primero es autoreferencial jajajaja.
Amigo, está bien escrito. Bien usadas las metáforas. Un poco pesimista mechado con algo de realidad. Te recomiendo, si no lo hiciste aún, que leas a Freire. Brasilero él, es el inventor de la educación popular, su base y su doctrina.
Es un largo debate el rol de la educación. Por lo pronto me parece muy bien que puedas escribir sobre lo que disentís.
Si tenés algo más subilo.
Dedicado a los militantes, a los compañeros, a los que levantamos las banderas.
Hemos quedado amigo, hemos quedado compañero, hemos quedado camarada. La adrenalina de cuando empecé a sostener esa bandera, sigue corriendo, sin embargo el sabor ya no es igual. La desasen de no saber a dónde ir.
Hemos quedado aquí, tanto agite, tanta esperanza, tanta piedra y batucada. Y aca seguimos, igual que cuando empezamos.
Hemos quedado, con resaca, con las ganas. Hemos quedado, y lo raro, es que mañana vamos a levantarnos. Hemos quedado, y todos quieren seguir. Hemos quedado con nuestras preguntas, con nuestra Revolución fallida.
¡Y igual seguimos! Maldito insolente, aunque me quede con una sola estrofa, o un solo camarada, seguiré de pie.
Yo comparto uno un poco triste que escribí hace tiempo.
TU SONRISA.
Siempre tu sonrisa. Esa, tan inherente a tu ser. Hoy decidí naufragar por los recuerdos que dejaste, de horas compartidas con olor a fritura, momentos que quedaron grabados en mi mente. Esta oda a tu memoria quisiera dedicarte, querida compañera. Por si acaso, por si decides volver… Quizás como polvo, como ráfaga o ventisca. Sabrás guiar el rumbo para que tu ansiada presencia repose como un manto de piedad ante tanta tristeza. Siempre en mi memoria. ¡Qué difícil concebirlo!
No te culpo compañera, ello habla bien de ti. Así es la muerte, carroña de nosotros, los mortales.
Se agazapa y se hace espera, compañera, tu mejor lo sabes. Quizás no te han contado aún: que representas cuatro estrellas. Las iluminas desde arriba. Acaso no sepas nada: tu madre y tus hermanos batallan por persistir. Están venciendo; no tengas dudas. Tu sobrino Bautista con esfuerzo y ganas embiste como guerrero. No imaginas, compañera, lo difícil que es para ellos encontrarte solo en sueños, en ratos efímeros.
¿Cómo no saberlo, verdad?. De nuevo tú, mejor que nadie.
Me vuelvo imagen, traduzco momentos. Siempre tu sonrisa, socarrona… contagiosa.
Eso eras también, compañera. Eso eres. Y cuando escribo estas palabras intento persuadirme de que el dolor no es el único signo de recuerdo. Tu paso por esta vida ha sido corto compañera. Fructífero, solidario y afectivo también. Desde abajo siempre te recordaremos. Estarás presente. Solo te pido, en donde sea que estés, que cuides e ilumines. Tú ya sabes a quiénes me refiero.
Hasta la próxima estación.
Hasta la victoria compañera, siempre.
Hay algo que quiero decirte, y es algo tonto que lo haga puesto que vos ya estas muerto, pero me nace en el alma hacerlo. Que bueno, entonces, que parta aclarado la “tontería” con la cual escribo estas palabras… ya que hecho de que este narrador tenga cariño, afecto, simpatía y demás por vos, es algo bastante tonto. Donde se a visito tanta insistencia en un Marxista, defensor de banderas como las Cuba, en bancarle los trapos a un Social-demócrata, como vos… a un pingüino que no llego a la Rosada con intenciones de hacer la Revolución ni mucho menos, a un presidente que no se a pronunciado Revolucionario, y que muchas de sus jugadas parecen más de Neoliberal que de progresista.
Por si todavía los incrédulos no se dan cuenta, estas tontas líneas van para el ya fallecido Néstor Kirchner. Pero van más allá de intentar hacer algún tipo de mea culpa, de intentar renombrar sus hazañas políticas para endiosarlo o sus manchones morales para condenarlo, va más allá de querer buscar un juego de palabras hipócritas y carentes de sentimientos verdaderos…. Si es acaso eso lo que esperaban, o lo que vos esperabas, lamento la decepción. Pero dejame decirte que no es mi estilo. Estas líneas tienen un objetivo más trivial, más personal, quizás hasta más raro. En estas líneas quiero decirte la experiencia personas que vos me has generado.
Kichner es para mi familia sinónima del enemigo, sinónima de tristeza, de repulsión…. Tanto vos como tu mujer han traído más fracasos que alegrías a mi casa y a mi familia. Sus razones tendrán- Néstor querido- mis padres para tenerte crucificado. Pero al calor de este odio, acompañado por generaciones de górilismo reinante en mi familia, vi. en vos y tu gobierno algo…. No se que carajo habre visito, ya nose si me emocione con las Abuelas acompañadote, nose si me exalte con Clarín atacndote, o quizás – Néstor querido- el simple hecho de que hallas reavivado el debate, la polémica, el choque de ideas que yo tanto uso como pólvora en mi vida… allá sido el ladrillo fundamental que hico que hoy, me desvele escribiendo estas líneas. Porque pocos personajes como vos generaron tantos debates de horas con mi viejo, porque pocos personajes como vos me hicieron sentir firme a la hora de bancarte, tanto de los latigazos de la derecha, como de los de la izquierda. Aunque eso generara en algún punto una contradicción con mis ideas de base y militancia para mi vida.
Tampoco voy a caer en la hipocresía de decir que sos el mesías de mis ideales, es más, debo confesarte que estas a años luz de serlo… pero aveces no hace falta serlo para marcar algo como estadista en la vida de las personas. Cada cual da en su vida su aporte, y aporte que el Kichnerismo hico en mi vida y en la Argentina no te voy a negar fue fundamental, porque cada ves que salí con los tapones de punta a defenderte, cada ves que me bance el reto de mi viejo, el insulto de un desconocido, cada ves que viví eso me sirvió como motor y herramienta para hoy poder sostener otras banderas.
Y bueno… la verdad nose que más decirte che, posiblemente después me acuerde de tantas otras cosas que me marcaron…. Pero solo puedo decirte desde acá que gracias por el debate que dejaste en mi país, gracias por hacerme defender un primer proyecto… aunque este se aleje del que hoy mas anelo. Gracias por eso, y muchas replicas por otra cosa que no pondré en el papel, pero vos sabes muy bien que es…. En fin, acordate donde quiera que estés de todos los pibes que lograste enamorar con tus “que te pasa”, con tus confrontaciones, con tus leyes de memoria…. Con tus aciertos y errores… no te olvides de esos pibes, que ojala sean varios.
Gracias Néstor, y fuerza Cristina… cada ves que vea a mi viejo haciendo la Clarín grilla, un pingüino, medio bizco y santa cruseño…. Se me va a venir a la mente.
bueno, aca va uno que escribi alla por 2008, que no es muy bueno, pero como ya supere eso, es el unico que no me da verguenza publicar…
me levante mal, despues de dormir peor. con los ojos hinchados y los lagrimales exprimidos. me asome al espejo, para que? ya sabia con que me iba a encontrar; un par de ojos rojos, ojeras hasta el piso, una sonrisa dada vuelta y unos bonitos cachetes colorados para cerrar el combo. tipica imagen de post llanto, los ojos secos, y ardiendo… por que claro, sin humedad asi se ponen…afonica ( fue una de esas escandalosas muestras de dolor…) y con muchos mocos por sonar… asi que los sone. y sali del baño… la casa estaba oscura, como esta todas las mañanas, ya que soy yo la que se levanta ultima y la encargada de levantar las persianas. pero hoy de verdad no queria ver el sol… el sol es algo que te pone bien casi siempre… peor hoy me paso algo curioso, no queria estar bien, estaba bien asi como estaba, mal. asi que decidi no levantarlas… pero de todos modos me acerque a la ventana, para ver aunque sea por las hendijas… y vi algo que no me esperaba, mi dia favortio. estaba lloviendo. levante la persiana y abraze al clima. el cielo estaba pintado de mi humor. despues de mirar la lluvia un ratito, incapaz de crear una propia… me di cuenta de que tenia sed… fui a la cocina y me tome mi vaso de agua matutino. como siempre, el jarro para calentar la leche estaba esperandome en la mesada, como saludandome… pero mi estomago no pedia nada… y no tenia ganas de desayunar de gusto… asi que volvi al comedor y prendi la pc, mas por costumbre que por otra cosa. despues de lo de la noche anterior …por que querria volver a ese lugar? la deje prenderse… me sente en el sillon y me empezaron a brotar las lagrimas de nuevo, no podia pararlas, pedian por salir… no tuve mas opcion que dejarlas , habian estado presas lo suficiente. de repente, una imperiosa nesecidad de compañia para ese angustiante sentimiento de soledad, me impulso a poner musica, pero no cualquier musica. algo adentro mio me pedia solo a celine dion…CELINE DION? " estas loca?" me decia a mi misma… “vas a terminar en una zanja, con los brazos cortados y la cabeza rota” …y fue ahi cuando me di cuenta, de que la zanja sonaba atractivamente mas comoda que el sillon en el que estaba sentada… me levante y busque el cd… abri el dvd , que me saludo, como suele hacerlo … y puse play.
la lluvia empezo a caer mas fuerte y todo menos mi sillon y la almohada que abrazaba con tanta fuerza , como deseando en vano que aparescas en su lugar, desaparecio…
quede como flotando en un vacio lleno de nada…y las lagrimas no dejaban de salir, algun que otro solloso se haca notar y de fono seguia “IT’S ALL BECAUSE OF YOU” y las imagenes pasaban dolorosamente lentas por mi cabeza…de repente, la musica paro y el sillon volvio a su lugar, levante la vista y vi todo como lo habia dejado antes de salir volando…tranquilo, semi oscuro y solo… solo, solo.
Me gustó CHE. Sobre todo porque en tus palabras encuentro contradicciones. Las personas somos hecha a base de contradicciones, sentimientos encontrados y reacciones opuestas. No todo en la vida en lineal; tampoco la ideología. Y allí, donde uno no espera nada, es cuando más gratas sorpresas encuentra.
Esto no te hace kirchnerista, pero expone a mansalvas, el encontronazo que te generó Néstor con sus aciertos y desaciertos, con sus virtudes y defectos, con su desfachatez y desprolijidad.
Ahora te comparto lo que escribí yo tras su partida.
El escrito anterior es para una amiga que falleció inesperadamente hace dos años.
Clari, está hermoso. Dejaste salir el dolor. Cuando estamos mal de amores, todos tenemos la necesidad de nuestro día lluvioso, de desparramar lágrimas y despotricar broncas por lo que pudo ser y no fue. De que el sol nos haga un guiño y se esconda. Que, al menos, el día sea nuestro cómplice.
Estoy en una situación similar a la tuya y me sentí identificado con lo que escribiste allá por el 2008. Me puse en tu piel y tu piel era la mía, tu dolor era el mío. Simple, conciso, sin complicaciones ni métodos rebuscados de escritura: eso hizo que me fuera fácil relacionarme con tus palabras.
Muy bien. No seas tímida y seguí compartiendo otras cosas.
Acá va mi descargo sobre Néstor.
pd. estoy gastando todos los cartuchos pronto jaja. Me voy a tener que actualizar me parece.
Nèstor (por Nicolàs Barranco)
Un baldazo de agua. Un golpe al corazón. La “puta suerte” como prefirió llamarlo algún filósofo, son algunos (solo algunos) de los sinsabores que dejó aquella mañana del 27 de Octubre. Aquél día no esperaba mucho más que zócalos en TN mofándose del “fracaso” censista y toda la vanguardia periodística buscando algún hecho aislado que permita poner su nota en tapa y en jaque la credibilidad de los datos.
La mañana y la puta suerte tuvieron otros planes. Todavía dolorido por una visita al dentista la tarde anterior, desperté con la noticia antes de, siquiera, poder estirar los brazos. De lo irreal de la situación y del zapping matutino se nutriò mi desayuno (por no decir que me desayuné la noticia). “Uh! Mi viejo”, pensé automáticamente. Peronista primerizo él, aficionado al Kirchnerismo desde la primera hora, no podía suponer otra cosa que el dolor inmenso. Cuando me hice a la idea de que la noticia no era otra mentira de Clarín, me metí bajo la ducha entre sollozos y lamentos, entre bronca y desconcierto.
Como siempre y ante todo, la tierra siguió girando, el día, soleado y, los censistas dieron curso a su trabajo normalmente más allá de los aislados casos que pretendían ser tapa del monopolio pero quedaron evidentemente en inferioridad relevante ante la magnitud del suceso.
El reloj seguía corriendo. Recibí una llamada de mi hermano, Ezequiel su nombre. Que si iba a ir a la plaza, que si me había enterado; que quería ir. Allí estaríamos: Eduardo, Ezequiel y quien suscribe, Nicolás.
¿Qué pasará ahora?. ¿Por qué?. ¿Cómo?. ¡Maldita suerte!.
Una vez en casa, intenté increparlo al viejo para que diera una respuesta que sirviera, al menos, de consuelo. Como quien está conociendo el mundo y sus misterios, hacía preguntas de difícil respuesta. No obstante, primó cierto optimismo a pesar de mi desconcierto. Luego, llegamos a la plaza.
Mientras observaba la diversidad de los concurrentes, entre la tristeza y el canto, me asombraba de la calidad de actores que hasta ese entonces no se habían evidenciado de tal manera no dejando de llamar mi atención. El Kirchernismo demostró una vez más ser una minoría intensa y con capacidad de movilización. Opositores, a tomar nota.
A la plaza asistió, y esto no debe ser entendido como una agresión, el famoso aparato militante; distintas agrupaciones, algunas más a la derecha otras con más apego al izquierdismo típico. Pero también hubo una cantidad muy considerable de actores sociales que luego del conflicto del Gobierno (con el mal denominado) “Campo” se fue realineando, en mayor o menor medida, con algunas de las políticas que adoptó el Gobierno Nacional llegando a su máximo esplendor en los corrientes días aunque en curva ascendente desde el llamado “efecto carótida” sufrido por el ex presidente y tenues modificaciones en la comunicación gubernamental.
La desaparición de un líder político, tal fue el caso de Raúl Alfonsín por citar solo otro ejemplo entre tantos, siempre es acompañada por cierta mistificación del personaje. Es un escudo, una espada que toma la militancia o sus grupos afines como sentido de pertenencia a un espacio, más aquí en Argentina, donde claramente hay una tendencia irremediable hacia el personalismo en los diferentes frentes de conducción existente.
La partida de Néstor deja un hueco grande desde esa perspectiva. Un vacío enorme al que no le cabe reemplazo alguno en breve plazo. Él era el barro, el capanga político del espacio que, con una muñeca templada fue capaz de mantener dentro de un mismo espacio a políticos tan poco confluyentes entre sí, como el pragmatismo discursivo y soso de Scioli con el líder camionero de la CGT, Hugo Moyano; el comunismo de Carlos Heller como candidato principal por el FPV en las últimas elecciones en Capital Federal, con el PJ local muchas veces colaboracionista de la gestión PRO en la ciudad. Hombres del progresismo como Sabatella con lobbystas mineros como Gioja y la mayoría de los denominados barones del conurbano por citar algunos casos.
Pero este hueco demostró también, o mejor dicho lo está haciendo, que en los últimos años hubo un re-enamoramiento de la sociedad y la militancia para con la política y es aquí donde también ha hecho gala de su muñeca política, sumó por derecha y por izquierda, con ex militantes cuarentones desencantados de la política actual y la juventud que, a los hechos me remito, no coincide solo con la interpretación maliciosa de los medios donde con una cámara y una agitación tácita encuentra focos de conflicto en sectores populares.
Cuál, sino otros, fue uno de los grandes aciertos del caudillo patagónico. Aquel con el que derrapó semillas de militancia, semillas de pasión… de cambio. Muchos de nosotros, los que defendemos el proyecto Nacional y Popular desde distintos flancos, nos criamos en los rezagos políticos que fue dejando la década del 90 y la gran crisis del 01 donde la política, inexorablemente, era relacionada a los mayores males que vivió la sociedad. Ser partidario, defensor o activista no era sino para sapos de otro pozo, aglomeración de otra galaxia pero no para habitantes de estas pampas.
Todo cambio con relación a lo positivo, al progreso, era disociado de cualquier capacidad de acción política. Indivisible aquello era, cuanto menos, relacionado a lo nefasto, corrupto, sucio. Recordarán el ya institucionalizado “que se vayan todos” del no tan lejano `01. Y aquí, en este cambio de paradigma, esta modificación de dogmas es donde Néstor Kirchner ha hecho su mejor trabajo. La mayor de sus obras. Por supuesto, quedan, rezagos de aquella época. No menos cierto resulta que muchos de los avances se lograron en forma contradictoria con supuestos modismos políticos, sociales o bien, de construcción. No es para menos; aquí (y no exclusivamente en otros países como nos quiere mostrar la televisión) comenzaron a pasar cosas buenas. Se abrió una amplia gama de debates en los cuales no siempre se salió victorioso, pero en el que siempre se barajó y dio de nuevo. Cada cual jugó sus cartas según oportunismos, alineamientos o ideales (estos últimos en menor medida) y, cada uno, mostró cómo y para quién juega.
No es un dato menor que hoy en día y más allá de discrepancias o simpatías personales se conozca al menos a las cabezas visibles de los distintos arcos políticos, contrariando a la década neoliberal de Gobiernos con patillas donde saber al dedillo de un ministro, era toda una hazaña exceptuando a Domingo Cavallo como rostro visible, junto a Menem, del entreguismo Nacional a buitres indeseables.
Este proceso, el de Néstor y Cristina, no son inmunes a las contrariedades políticas. El armado partidario incluyó, incluye e incluirá a muchos partícipes, en mayor o menor medida, de los que en su momento colaboraron u omitieron (en el mejor de los casos) con el desagüe económico.
Si bien no es dato menor y, efectivamente de manera progresiva debería ir depurándose de aquellos políticos que acarreen vicios noventosos sirve como ejemplo un simple paralelismo de lo difícil que es construir nuevos actores políticos que confluyan en el movimiento. Desde diversos sectores ideológicos y con distintas denotaciones se ataca al Gobierno Nacional por su alianza con la CGT que representa Hugo Moyano. Para los sectores más progresistas sería más lógica una alianza fuerte con la CTA que con la famosa burocracia sindical (la cual no deja de ser una generalización).
Si se parte de una base para entender el funcionamiento de poder el próximo ejemplo será válido; mientras unos discuten quién ganó una elección con duras acusaciones cruzadas y un rompimiento que amenaza con concretarse, otros, los “burócratas sindicales”, quizás más propensos al sectarismo reducido de su espacio, debate el diez por ciento de las utilidades, llámese ganancias, empresariales. No solo ahorró al Gobierno un proceso desgastante de armado sino que, y actualmente, tiene un actor de choque muy preponderante para ganar la “calle” y contentar obreros.
Cierto es, y será tarea fina, controlar el poder que el líder sindical adquiera con el fin de evitar que lo que ayudó a la gobernabilidad durante siete años se vuelva añejo y contrariado a los intereses políticos del FPV.
Por otra parte, algunos comensales prefieren una lectura más lineal, por muy variados motivos, entendiendo las realidades netamente como resultadista o efectista sin acompañar, ni pretender advertir, lo que un proceso político significa. Aquello que solo pareciera poder lograrse tras “gestiones” queriendo ningunear a la política de Estado con un discurso tan apático como atractivo para los rezagos ideológicos de las décadas citadas. Y es aquí, reitero, donde advierte su mayor firmeza las semillas de Néstor Kirchner.
Qué somos sino el resultado de un proceso político intenso, contradictorio al fin, pero con un SUR (cambiando paradigmas) y ejes claros que fue tomando durante siete años ininterrumpidos banderas lejanas, olvidadas en tiempos tan remotos que parecían de utopía. Es aquí, y no en otro lado, donde muchos de los que apoyamos a la compañera Cristina, el Miércoles y Jueves, en la plaza quisimos trasmitir a la sociedad toda y, naturalmente, a nuestra Presidenta. Por qué no, agradecerle. Después de todo muchos de los que allí coincidimos, somos el resultado del político que vino de los fríos patagónicos. De la deshabitada Patagonia.
Un desconocido que infirió ante poderes de facto instalados e intentó combatirlos. Cierto es, también contempló otros, pero resulta altanero presentar dichas falencias sin hacer uso de la contextualización que la vorágine política presenta.
A Cristina el apego al proyecto, un inmenso abrazo y nuestra esperanza militante depositada en ella. A Néstor… que te has ido compañero, pero lejos de dejarnos al desamparo, tu pronta partida reavivó una llama. Una luz nítida que conduce al final de un camino. Y esa luz será esperanza y será POLÍTICA, Néstor, porque si algo has enseñado en tu paso por nuestra historia es que las cosas se cambian confrontando, se modifican con POLÍTICA y no con gestión. Y allí estaremos para mantener firmes las banderas que levantaste y que se profundizarán, Néstor, porque como sabrás desde dónde te encuentres, no se retrocederá un solo paso sobre lo avanzado.
Hasta la victoria compañero Néstor.
Retornando a la escritura, es más un flash momentáneo que una actividad consciente.
Cuento corto
PLACEBO Se miró al espejo, lo cubrió de vapor , delineó una imagen, apenas una silueta, y salió. Cada paso que daba era una hipotética huella para rellenar su esqueleto vacío . Imaginó su cuerpo, perfetco, prometedor, inalcanzable, combinación explosiva, seductora, la base de la manipulación. Saturó su carne con palabras robadas, rescató universales y construyó hologramas en su mente. Cambió de baldosas; ya no eran las que sus pies reconocían; ahora formaba otro terreno y se sintió feliz. Impregnó la tierra con su aliento y desernredó en sus sueños de medusa las armas aceitadas. Se alimentó de potenciales y los hizo tiempo presente, acortó espacios, desechó las sobras y cuando tuvo ese mundo entre sus piernas, se halló entre pantallas lamiéndole el rostro, hasta desintegrarla
Muy bueno profe. Me gustó mucho. Además me lo reviviste de los muertos vivos el tema jaja.
Yo tengo alguno que otro escrito bastante reciente. Si me animo después los subo!!!.
Me parece muy bien. Yo estoy leyendo los míos pero no me animo ni a palos a subir los que no están. Voy a ver si por estos días me escribo algo más potable y los subo.
Si tenés más… subí nomás Sil!. Tal vez nos servís de musa inspiradora!!.
Un abrazo!!.
Una galaxia. Un universo. Un planeta. Un país. Una casa. Una ventana. Un cuarto. Y un fantasma asustado debajo de una cama, temiendo que por encima de ella se encontrase un aterrador niño.
Jajaja no me lo olvido más, lo escribí hace 2 años en un recreo, no había hecho la tarea que era hacer un cuento fantástico o algo así. Me saqué un 10 y aprobé la materia con eso