La confirmación de un nuevo formato de torneo nos cambió la perspectiva, expectativa y la mentalidad de cara a la temporada que se viene.
Creo que es momento para no caer ni en el exitismo desmedido de un casi confirmado ascenso, ni en el pesimismo necio de querer buscarle el pelo al huevo. Simplemente apostemos una vez en la vida a poner los pies sobre la tierra.
De los 20 equipos del Nacional B próximo a comenzar solamente somos 7 los que realmente arrancamos de cero. El resto ya tiene un piso de puntos pensando en los promedios, y nos encontramos obligados a sumar esa cantidad mínima para poder superarlos a futuro. De lo contrario, habrá que terminar de tercero para arriba en la tabla de puntos totales con los 6 equipos restantes que dividen como nosotros.
No quiero dar a entender que es una hazaña no terminar entre los últimos 4 promedios ni mucho menos. Simplemente me parece que, dentro de la comodidad de la situación, no veo conveniente que empecemos a tirar frases del calibre: “No jugamos por nada este año” o “¿Para qué jugamos si ya ascendimos?”. Suenan muy similares a aquellas que pregonaban: “¿Cómo River va a jugar la promoción?”, entre tantas otras.
Las posibilidades matemáticas y futbolísticas de terminar entre los primeros 16 son altísimas, gigantes, eso esta muy claro. Hay que ser un necio para negarlo. Pero también había muchas chánces de no jugar la promo después del partido en Avellaneda ante Racing.
De todas maneras, River, por más torneo nuevo que pueda existir, debe estar mentalizado en terminar las 38 fechas en la cima de la tabla de posiciones, por escudo, orgullo, historia y actual plantel. Tirarse a hacer una campaña mediocre sabiendo que con eso quizás alcance también es volver a burlarnos del contexto.
La mejor manera de empezar a recuperar la enorme porción de terreno perdido (aunque la mancha es tan grande que nunca se va a borrar por completo) es demostrando por qué nos tendría que quedar chica esta divisional.
El semestre pasado ya le dio una lección a todas las patas del mundo River. A este tipo de situaciones no hay que tratarlas nunca más con menosprecio o altanería, por más sencillo que parezca superar el obstáculo…