Pensé mucho antes de escribir esto y sé que puedo ligar alguna puteada.
Pero creo que el hincha de River es el primero que debe asumir qué estamos jugando, a qué aspiramos y cual es nuestra verdadera lucha.
Aquellas primeras tres victorias se convirtieron en un espejismo que nos hizo cometer el peor de los pecados: pensar que River podía salir campeón.
La lógica misma indica que así no podía ser. Es lo mismo que los hinchas de Quilmes, Gimnasia, Olimpo, All Boys mismo piensen que pueden salir campeones. La respuesta es no. Si River llegó hasta acá , está situación apremiante, es producto de años de no jugar a nada y de pelear cualquier cosa menos el campeonato.
Los nuevos bríos que pareció traer Cappa, más la llegada de algunos refuerzos de jerarquía, más el buen campeonato de Alexis Ferrero, nos hizo pensar que River podía lograrlo. Incluso, los nombres de Sosa, Bertolo y Bolatti también nos hicieron ilusionar. Pero sin saber o sin reconocer que buscándolos a ellos estabamos cerrando mucho el abanico y así nos quedamos sin volantes. Los arranques de Pereyra y Affranchino habian hecho ilusionar, pero son solo pibes. Lo mismo corre para Funes Mori y su arranque on fire este campeonato.
O sea, River no dejó de ser un equipo medio pelo, solventado en la solidez de Carrizo los huevos y el corazón de Almeyda y, gracias a Dios, la aparición de un delantero en serio como Mariano Pavone. El resto está en formacion, en ablande. No podemos exigirle a este equipo que sea campeón, está a años luz de Vélez, Estudiantes y Banfield. No tiene ni un equipo aceitado ni una espalda libre de presiones. Todo lo contrario. Sólo sacando la tuerca “Almeyda” la máquina se trabó fiero. Los repuestos que fueron Acevedo y Ballón resbalaron y River regaló la mitad de la cancha. El primero que no se dio cuenta de ellos fue Cappa, que insisitió en poner volantes de corte netamente ofensivo, sin oficio ni paciencia para la marca.
La gente, mientras siguió cantando “Para ser campeón, hoy hay que ganar” ¿Ser campeón de qué? Dejemos de creer que River es la Casa Blanca del fútbol argentino. Hay que asumir la realidad. Para salir del pozo, River debe jugar como un equipo chico. 4-4-2 firme, para ganar primero solidez, después confianza y, por último, algo de fútbol. Hay que tomar lo que queda de este torneo para afianzar esa base y, en el Clausura, si intentar la heroica e ir por todo. Pero ahora debemos dejar de pensar en que se fracasó por no salir campeón.
River sumó el 50% de los puntos en disputa, con un equipo en formación, afectado por las lesiones y la ciclotimía. Empató en Mendoza, en la cancha de Banfield. Perdió con los justo en Rosario y en Liniers. No tengo dudas que si le hubiese ganadoa Quilmes y a Gimnasia la campaña, en este contexto, sería de aceptable a buena.
Nadie dice que dejemos de soñar en que River vuelva a ser, ni que olvidemos la escuela, ni el estilo de River. Sólo sugiero que la situación amerita “guardar” por un ratito nuestras banderas y comenazar a entender que River, ese River, para salvarse, deberá ser un equipo mezquino, no tan “a lo River” como nos gustaría. Tenemos que aceptarlo, entenderlo y pensar que así podremos fortalecer la base para después, más tarde, poder volver a alzar con orgullo nuestras banderas, cuando la pesadilla del descenso ya sea sólo un mal recuerdo. Pero ojo, porque si seguimos jugando a lo River, ofensivamente, sin cuidarnos atrás, despreciando lo que pueda hacer el rival, podemos pagarlo sumamente caro. Los empates ante Quilmes (El DT no lo pudo cerrar), Gimnasia (Mala suerte más poca jerarquía) y Racing (Equipo ofensivo, pero sin jugadores capaces de recuperar la pelota), deberían servir como muestra.
No sé cuantos estarán de acuerdo conmigo. Yo sólo digo que el primero que debe asumir que contra All Boys, en Floresta, es un buen resultado empatar, es el hincha. El primero que debe tragarse el orgullo y entender que hoy River juega a esto, es el hincha. No hay que rasgarse las vestiduras porque nos e juega lindo o el equipo no luce. Fueron esas, entre otras razones, las que hoy nos llevaron acá. El primero que debe entenderlo, es el hincha. Entre otras cosas, para ver si Cappa, sin esa presión, se decide a dirigir a River.